Cambio
Climático: parábola de la salvación del planeta.
Un día del mes
de julio, un científico ambientalista viajaba en su coche cerca de
la costa Dourada en la provincia de Tarragona.
El día era
soleado y sentía calor, sensación agravada por la humedad que se
imponía en el ambiente.
Mientras se
secaba el sudor y ponía el climatizador al máximo, observó que las
playas por las que pasaba estaban abarrotadas de gente.
Por razones
familiares, nuestro científico ambientalista se vió en necesidad de
viajar por la misma ruta durante el mes de enero del siguiente año;
le sorprendió ver el litoral completamente desierto. Mientras subía
la calefacción de su vehículo, en su mente se producían las
primeras conexiones relacionando las observaciones del pasado verano
con lo que ahora, seis meses más tarde, estaba viendo.
Como era un
científico de formación clásica, no pudo evitar que este hecho le
llamara la atención y su mente bien entrenada empezó a trabajar,
como otras tantas veces, siguiendo los pasos del método científico:
1. paso -. Observación:
Todo se aceleró
en su cabeza cuando al verano siguiente, observó de nuevo las playas
abarrotadas, en un entorno axfisiante por el calor y la humedad.
Pensaba de esta
manera: …. si la observación directa de la realidad me presenta
la evidencia de la relación entre concentración de personas en las
playas y calor ambiental, quizás sea porque el primer factor
desencadena el segundo....
2. paso -. Formular
preguntas sobre lo observado:
¿Por qué hace
tanto calor cuando se concentran tantas personas en el litoral? Y, al
contrario, ¿por qué las temperaturas son bajas cuando ese mismo
litoral se encuentra desierto?
3.paso -. Proponer
respuestas en forma de Hipótesis:
Formuló su
hipótesis, fundamentada en la observación directa de un fenómeno,
tal y como exige el protocolo del método científico:
La
concentración de personas en las playas es la causa de la elevación
de la temperatura y la humedad en ese mismo entorno.
4.paso -. Comprobación experimental; fase de prueba:
En Ciencias
experimentales, no es suficiente decir, también hay
que probar lo que se dice.
Por lo tanto, nuestro científico puso manos a
la obra y diseñó un experimento para probar la validez y certeza de
su Hipótesis.
En un entorno controlado (una habitación de 50
m2, aislada térmicamente) colocó sensores de temperatura y fue
introduciendo diferente número de personas; para cada caso,
controlaba el tiempo transcurrido y la variación de temperatura y
humedad según la concentración de personas en la sala.
Los resultados obtenidos mostraban una muy alta
correlación entre concentración de personas y temperatura- humedad.
Efectivamente, todas las pruebas parecían indicar que la elevada concentración de visitantes en las playas causaba calentamiento. Y este calentamiento podía alterar radicalmente la circulación general atmosférica, alterar también el régimen de precipitaciones, causar dilatación en las masas de agua y por lo tanto subida de nivel del mar ....... y otras graves amenazas para la Humanidad.
Efectivamente, todas las pruebas parecían indicar que la elevada concentración de visitantes en las playas causaba calentamiento. Y este calentamiento podía alterar radicalmente la circulación general atmosférica, alterar también el régimen de precipitaciones, causar dilatación en las masas de agua y por lo tanto subida de nivel del mar ....... y otras graves amenazas para la Humanidad.
5.paso -. Conclusión: Tesis o verdad científica.
La conclusión que extrajo de su experimento le
llevó a formular su Tesis:
Teoría de la influencia de la
concentración de personas en las playas como causa de
calentamiento.
Creyendo en la importancia de su
descubrimiento, se puso en contacto con diferentes medios de
comunicación que, inesperadamente, acogieron la noticia con interés
y la difundieron con rapidez en prensa escrita, radios y
televisiones.
El eco en las redes sociales fue inmediato y
así, las autoridades se vieron presionadas por “ la nueva amenaza
de calentamiento causado por la cada vez mayor y descontrolada
afluencia de personas a las playas”.
No pudieron hacer oídos sordos a la creciente
preocupación por el riesgo de catástrofe ambiental que se extendía
velozmente entre la opinión pública.
ONG-s, grupos ecologistas, asociaciones de
protección del medioambiente, deportistas de élite, artistas y
cantantes …. sumaban sus voces para pedir una actuación inmediata
que pusiera límites a la presencia humana en el litoral y se
establecieran medidas para restablecer la situación a un estado
anterior, estado "correcto" y sin riesgo para la Humanidad. La exhibición de emociones fue impresionante.
Nuestro científico consideró que esta demanda
de medidas de restablecimiento a un estado anterior "correcto" o no alterado era muy ingeniosa;
consultó con otros colegas y aunque no tenían ni idea de como identificar cual era el estado "correcto" del Clima, propusieron tomar como referencia el estado
del litoral en el año 1879, cuando todavía la costumbre de tomar
baños de mar no se había establecido y ni tan siquiera se percibía como
saludable.
Además, es entonces cuando se inicia el
período de registro termométrico de temperatura de superficie, y les pareció que este hecho daba solidez científica a la fecha de
referencia elegida.
Las autoridades y representantes de partidos
políticos, confiando en el criterio de los científicos y empujados
por la presión social, propusieron una serie de medidas de reducción
y de adaptación ante la amenaza del calentamiento provocado
por la creciente afluencia a las playas:
a) Medidas de reducción: Destinadas a
reducir la presencia de personas en las playas.
Para ello, pensaron en aprobar una nueva Ley de
Costas, con prohibición de acceso para las personas no autorizadas.
Pero enseguida se dieron cuenta que era una medida muy impopular, de
gran coste político y económico, que comprometería al total de las
fuerzas de Seguridad en las tareas de vigilancia para su
cumplimiento.
Alguien propuso la idea de crear un nuevo
impuesto; no habría prohibición, pero quien quisiera acudir a la
playa debería pagar una tasa de acceso. También los hoteles,
chiringuitos ….... deberían pagar un impuesto de protección
ambiental.
Así, sin prohibiciones impopulares, se crearía
un efecto de disuasión gracias al cual se reduciría la afluencia de
personas a las playas.
Y simultáneamente, el Estado podria así conseguir
nuevos ingresos.
La medida fue aprobada en el Consejo de
Ministros. Al ser presentada en el Congreso de los Diputados, ningún
grupo político se opuso a esta nueva fiscalidad ambiental; al fin y
al cabo, se trataba de salvar el medioambiente.
b) Medidas de adpatación:
Destinadas a promover alternativas de ocio
saludable en entornos alejados de las playas, sobre todo en zonas del
interior poco pobladas.
Para ello se creó un programa de ayudas económicas al que se podían acoger todos los emprendedores en negocios cuya
actividad cumpliera los requisitos de:
a) ocio saludable, b) en zona de baja población y c) con ubicación alejada del litoral.
a) ocio saludable, b) en zona de baja población y c) con ubicación alejada del litoral.
Las grandes cadenas hoteleras no permanecieron impasibles.
Al aprobarse la nueva fiscalidad que grababa la
presencia en las playas vieron peligrar sus negocios y reaccionaron
financiando investigaciones científicas que desacreditaran la Teoría
de la influencia de la concentración de personas en las
playas como factor de calentamiento.
Se inició un debate científico entre
argumentos contrarios; el núcleo de la discusión se centraba en
determinar cual era la verdadera la causa del calentamiento observado.
Pero la opinión pública y los intereses
creados por las nuevas oportunidades de negocio surgidas al abrigo de las nuevas medidas para la protección
ambiental ante la nueva amenaza del calentamiento dictaron sentencia
rápidamente, y así, el éxito en los medios de comunicación de la
Teoría de la influencia de la concentración de personas
en las playas como factor de calentamiento ha resultado
imbatible y solo hay una verdad oficial, que puede resumirse así:
el consenso científico es abrumador, el
calentamiento es innegable y la afluencia creciente a las playas es
una amenaza global.
Las cadenas hoteleras cambiaron de estrategia, ya que su imagen pública quedaba dañada al aparecer como empresas egoístas y culpables, que solo pensaban en obtener beneficio económico sin
tener en consideración el futuro del planeta.
Dejaron de financiar investigaciones científicas alternativas y se
transformaron en empresas verdes; aunque continuaban haciendo
la misma actividad de siempre, ofrecían ahora alojamiento sostenible (sí, en zona
playera, como antes), explicando que con parte del precio pagado por el mismo, se
creaban nuevas iniciativas de ocio sostenible en lugares despoblados
del interior o bien en nuevos hoteles situados en zonas costeras de
países en vías de desarrollo sin tradición de baños de mar. Reunieron a sus empleados y les explicaron que eran una gran familia y que como tal, en épocas de dificultad todos tenían que hacer esfuerzos y más en este caso en el que estaba en juego nuestra civilización; los empleados no tuvieron más remedio que aceptar la bajada de sus salarios.
El cliente también asumía con docilidad la subida del precio del alojamiento (sí, también los precios de los hoteles subieron)
consciente de su compromiso con la salvación del planeta y por solidaridad con
los países en vías de desarrollo.
El fenómeno de la globalización hizo que la
amenaza del calentamiento por concentración de personas en
las playas fuera tratada en foros internacionales como amenaza
para el futuro del planeta, creándose un comité de expertos, bajo
patrocinio de la ONU, para coordinar las diferentes medidas a
adoptar. Eran muchos los Estados con el mismo problema, por lo tanto la respuesta debía ser también global.
Este comité de expertos determinó cual era el
número máximo de personas que cada playa (en todo el planeta) podía aceptar sin que
hubiera consecuencias medioambientales negativas.
Así mismo estableció un sistema internacional
de sanciones económicas, para los Estados que rebasaran estos
máximos de presencia humana en sus playas.
Los Estados crearon espontáneamente un nuevo
mercado en el que se comercia con la compra-venta de los derechos de
ocupación playera. Los países sin tradición de baños de mar, que
no utilizan su cuota de afluencia máxima, pueden vender sus “plazas
libres” a cadenas hoteleras instaladas en zonas playeras de gran
ocupación, de tal manera que la presencia global, promediada en todas las
playas del planeta, se ajuste a los números determinados por el
comité de expertos de la ONU.
Nuestro científico ambientalista disfruta del
reconocimiento social de haber sido el primero en ver lo que hasta
entonces nadie había visto y de haber alertado sobre ello. Ha creado
una asesoría ambiental dedicada fundamentalmente al mercado de los
derechos de ocupación de las playas y a la intermediación en la compra-venta de terrenos en zonas áridas del interior continental, lo que le
produce unos beneficios mucho más grandes que el sueldo de
investigador senior que venía cobrando hasta que dio a conocer su
Teoría.