Al analizar los medios de comunicación (tv, periódicos y revistas digitales, radios ..) puede constatarse fácilmente que la información referente al Cambio Climático se presenta como un cuerpo homogéneo, que divulga repetidamente un mensaje sin fisuras, matices ni contradicciones; a saber:
Ser escéptico climático, en la actualidad, no está bien visto y puede tener repercusiones negativas tanto a la hora de buscar financiación para un proyecto de investigación, como en la propia imagen y prestigio profesional de quien así se declare.
La Real Academia de la Lengua define a la persona escéptica como aquella que muestra duda o desconfianza respecto de algo.
Yo me confieso escéptico respecto a la Teoría del Cambio Climático.
Como creo que esta confesión necesita una explicación voy a contarte el origen de mi desconfianza y el objeto de mis dudas, solicitando tu indulgencia al menos hasta haber terminado de leer estas líneas.
Después, lector, serás libre de poder enviarme (o no) al infierno negacionista, donde dicen que habitan los científicos corrompidos por el dinero que protege los intereses de las petroleras, personas ignorantes, egoístas e insensibles con el destino colectivo de la Humanidad.
1.- Razones para el escepticismo ideológico: desconfianza que se manifiesta respecto de la verdad de un mensaje científico al constatar que está siendo utilizado como instrumento de propaganda ideológica.
Quizás te resulte conocida esta cantinela :ba bien hasta que llegasteis vosotros, habitantes de la era industrial, actores del desarrollo tecnológico, y lo estropeasteis todo. Arrepentíos antes de que sea tarde!"..
Es la que suena en mis oídos como fondo de las muchas noticias que informan sobre el Calentamiento Global. Y esto no es otra cosa que un remake del relato bíblico de la Creación.
Con estilo y vocabulario adaptado a nuestros tiempos se nos presenta el episodio del Paraíso Terrenal y el mito de Adán y Eva (representantes de la Humanidad), según el cual, la desobediencia al orden natural establecido por el Creador les acarrea la pérdida de ese Paraíso, de esa Naturaleza amable, y les conduce hacia una vida de sufrimiento y penalidades.
En mi opinión, la divulgación de la Teoría del Cambio Climático está fuertemente influida por la tradición judeocristiana, con su visión Creacionista sobre el Mundo y el Ser Humano, presentando el contenido divulgado (el ideológico y el científico) como un todo inseparable, cierto y objetivo (puesto que lo dicen los científicos).
Lo de la culpa global y la administración de la culpa también es muy judeocristiano.
He sido educado en el realismo científico y mi percepción del Universo y de los seres vivos es evolucionista. Por eso creo que sé distinguir entre creencias y conocimientos.
Esta mezcla difusa de ciencia e ideología presente en la comunicación-divulgación del Cambio Climático no es un accidente. Es un hecho intencionado.
Percibo en esa intención un cierto deseo de dar gato por liebre, de aprovechar la confianza del ciudadano en el trabajo científico para poder colar una versión actualizada del pensamiento Creacionista, heredero de la tradición judeocristiana, invistiéndola de la objetividad y verdad que suele atribuirse a la Ciencia.
Sin embargo, el consenso científico actual, se inclina a favor de la percepción evolucionista del Mundo y del Ser Humano (y demás seres vivos, claro):
Desde una concepción evolucionista del Universo, el Ser Humano no es la culminación de la Creación, ni el final de un proceso que ya no necesita más cambios.
Parece que se nos ha olvidado que el actual Homo sapiens sapiens es tan solo una solución temporal de la Evolución (como el resto de especies), consecuencia entre otras cosas, de un largo camino plagado de episodios de selección-adaptación a las inclemencias climáticas, a las sequías ... y, sobre todo, al hambre.
La Humanidad nunca ha habitado en un Paraíso. Nunca lo podremos perder porque no ha existido jamás.
Y este contexto ideológico (evolucionista) contrasta mucho con el discurso alarmista (creacionista) que propaga la culpa y el miedo ante la supuesta pérdida de una Naturaleza amigable (¿amigable para quien?). El idilio Naturaleza-Ser Humano es solo un mito construido por el Creacionismo.
Los seres vivos (en adelante, entiéndase en particular el ser humano) podemos ser considerados como estructuras con un alto grado de orden interno, con un elevado grado de complejidad (molecular, celular u orgánico, en su caso) y que además poseen capacidad de reproducirse.
Para conseguir y conservar esa elevada organización interna, los seres vivos estamos obligados a consumir elevadas cantidades de energía. Extraemos energía y materiales de nuestro entorno, devolviendo residuos, fundamentalmente compuestos químicos oxidados y calor (en forma de radiación infrarroja).
En este contexto, puede decirse que desorganizarse equivale a morir ; la pérdida de la organización interior nos lleva a la muerte y al cese de requerimientos energéticos.
En términos termodinámicos, los seres vivos somos como vampiros energéticos que extraemos energía de nuestro alrededor para aumentar nuestra entalpía (energía interna) y poder así conservar nuestra organización, pero al hacerlo sembramos el caos aumentando la entropía (desorden) en el entorno.
En el caso del Ser Humano, tanto él como sus actividades actúan como extractores de energía y emisores de residuos al entorno.
Esto significa que la Vida (como conjunto de procesos que consumen grandes cantidades de energía) inevitablemente altera y transforma el escenario en el que se desarrolla. El mantenimiento de la Vida va inseparablemente unido a procesos que alteran y desordenan el entorno.
El entorno cambiante no es un problema, es la constante de la historia del planeta.
El tratamiento de un problema científico (la variabilidad climática, en este caso) es muy diferente, según se aborde desde una perspectiva estática-creacionista o dinámica-evolucionista, sobre todo en términos de comunicación-divulgación.
Las noticias sobre el Cambio Climático no deberían presentar el cambio como algo extraño o excepcional, ni mucho menos como causa de culpa y temor; los medios de comunicación deberían aprovechar su capacidad de divulgación para animar a los ciudadanos a asumir los cambios como algo natural, como algo perteneciente a la identidad de todos los procesos que se desarrollan en el planeta.
Se debería informar, orientar y animar a los ciudadanos a responder como siempre lo han hecho los seres vivos a lo largo de la historia evolutiva, preparándonos para la adaptación a estos cambios.
2.- Razones para el escepticismo institucional: Las instituciones (como el IPCC integrado en la ONU) , organizaciones y Estados que participan en las Cumbres del Clima soslayan sistemáticamente el problema demográfico, quizás por coherencia con la visión del mundo y del Ser Humano que propone la propaganda ideológica creacionista comentada en el apartado anterior.
Quizás no esté de más recordar que el mandato bíblico .."Creced y multiplicaos".. solo es una frase del Génesis, no es un precepto con fundamento científico. No estamos obligados a su cumplimiento.
Es más, desde una concepción evolucionista del Mundo, podemos afirmar que el planeta no nos necesita.
Observando la imagen animada a continuación, veremos la variación de población desde 1950 representada como variación de tamaño relativo comparado entre países.
En efecto, en 1950 el planeta tenía 2500 millones de habitantes; en el año 2000 ya superaba los 6000 millones. La población mundial alcanzó los 7300 millones en julio de 2015, mil millones más que en 1990 año de referencia para los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Durante 2016 se han añadido más de 83 millones de habitantes a la población mundial, la mayoría de ellos nacidos en países de bajos y medianos ingresos. La mayoría de las previsiones pronostican que en 2050 nos acercaremos a los 9500 millones de habitantes.
Se espera (fuente: ONU) que los nueve países que representan más de la mitad del aumento de la población mundial proyectada para el período 2015-2050 sean: India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Tanzania, EEUU, Indonesia y Uganda (el orden de cita expresa el tamaño de su contribución al aumento de la población mundial).
Curiosamente, todos estos países (excepto EEUU) se encuentran entre los de menor consumo energético por habitante y por lo tanto, menor emisión de residuos y menor impacto ambiental generado.
En el apartado anterior he afirmado que la alteración del entorno es una consecuencia inevitable e inseparable del mantenimiento de la Vida. Esto nos lleva a plantear la siguiente pregunta:
a) Intervenir sobre el número máximo de habitantes que puede albergar nuestro planeta lo que nos nos lleva a aceptar la existencia de un problema demográfico.
b) Intervenir sobre el tipo y cantidad de actividades industriales y tecnológicas que esos habitantes realizan, es decir abordar los aspectos del desarrollo económico-social de nuestras sociedades. (lo trataremos en el siguiente apartado).
Los componentes del problema demográfico son, por una parte, ciertos aspectos del modo de vida de una parte de la población mundial localizada principalmente en los países industrializados (que suponen menos del 25% del total de la población pero que consumen la mayor parte de la energía y emiten la mayor parte de los residuos) y de otra, el rápido aumento de la población experimentado en las últimas décadas.
Si aumenta el número de habitantes, aumenta la cantidad de energía extraída del entorno y aumenta la cantidad de residuos liberados. La ecuación es sencilla: cuantas más estructuras ordenadas (seres vivos) habiten en el planeta, mayor será el desorden generado a su alrededor.
Es este hecho el que me hace ser escéptico institucional y me lleva a desconfiar de las decisiones e intenciones verdaderas de los Estados, organizaciones e Instituciones para afrontar de modo eficiente los problemas ambientales derivados de la actividad humana.
Tratar sobre el establecimiento de límites al tamaño de la población humana parece ser que todavía es un tema tabú; aunque para todas las demás poblaciones de seres vivos se acepta (fundamentos de dinámica de los ecosistemas) el concepto llamado "capacidad de carga" que expresa el número máximo de individuos de una población que el sistema puede albergar en condiciones óptimas (lo utilizamos continuamente en gestión de pesquerías, repoblaciones .....) en lo referente a la especie humana nos comportamos nuevamente con perspectiva Creacionista, orientados por el ya citado precepto bíblico de .." creced y multiplicaos".. o por el más castizo .."hay que aceptar todos los hijos que Dios nos da"...
De nuevo gana el Creacionismo; el mandato del Génesis sobrevuela la ciencia racional y todavía nos impide afrontar la mitad del problema impidiéndonos explorar la mitad de las soluciones.
Ejemplo: una propuestas para una demografía sostenible:
¿Como sería acogida la recomendación (no obligación) de renunciar a tener hijos "biológicos" (ya que el planeta no los necesita, ya hay suficientes habitantes) y en su caso, adoptar alguno de los miles de niños ya nacidos pero que carecen de padres o/y de recursos?.
Esta medida, a la vez que reduciría las necesidades energéticas y la emisión de residuos tendría un alto valor biológico adaptativo, pues contribuiría a la recombinación de genes entre poblaciones culturalmente y geográficamente separadas, enriquecería el patrimonio genético de la especie humana y de paso, sería una eficaz vacuna contra los planteamientos racistas y xenófobos que están rebrotando en algunas sociedades.
¿Alguien se atreverá a proponer algo semejante en alguna Cumbre del Clima?
3.- Razones para el escepticismo geopolítico: la transición hacia el uso de nuevas fuentes de energía no debe ser tan solo una transición tecnológica. Deberíamos prepararnos para una transición tecnológica, económica y social.
En las sucesivas Cumbres del Clima celebradas, se han venido elaborando tres tipos de soluciones de desarrollo simultáneo:
a) Impulsar un proceso de Transición energética, estimulando la inversión en I+D destinada a la obtención de nuevas fuentes de energía limpia.
b) Establecer medidas disuasorias para reducir el uso de fuentes de energía basadas en el carbono (carbón, hidrocarburos, gas natural ): por un lado son medidas fiscales, impuestos. Por otro, se trata de sanciones aplicadas a los Estados que imcumplen los acuerdos de reducción de emisiones de CO2.
c) Iniciar un proceso de recaudación de fondos ("fondos verdes") destinados a financiar las políticas de adaptación ante el Cambio Climático especialmente en los países más amenazados y desfavorecidos.
Sobre la Transición energética: así como más arriba he afirmado que no existe ningún Paraíso que perder, debo afirmar ahora que tampoco existe ninguna fuente de energía limpia hacia la que transitar. Este es otro de los mitos difundidos con éxito.
Solo podemos elegir entre fuentes de energía que alteren más o menos el entorno cuando son utilizadas; fuentes que ensucian más o menos, pero quede claro que siempre que utilicemos una fuente de energía, se verterán residuos y se alterará el entorno.
Porque las leyes de la Termodinámica son implacables.
Los que nos confesamos escépticos no somos unos fanáticos insolidarios, defensores del petroleo; en mi caso, yo también me declaro partidario del uso de las energías que alteren en menor grado nuestro entorno, ¿como no?.
También yo soy partidario de la Transición energética, pero entendida no solo como la realización de hazañas tecnológicas que nos proporcionen nuevas fuentes de energía (como placas solares más eficaces, baterías más duraderas y ligeras ...); se trataría también de la adopción de medidas y garantías para que estas nuevas fuentes de energía fueran accesibles en cantidad y precio a todos los habitantes del planeta, garantizando el desarrollo de sus sociedades.
La hazaña tecnológica debería ir acompañada de la hazaña social que posibilite la distribución de la riqueza y la globalización del desarrollo en todas las sociedades.
Es lo que yo llamo transición energética socializada, que iría más allá de la mera transición energética tecnológica.
Si solo sustituimos unas fuentes de energía por otras (aunque sean menos agresivas con el entorno) pero no cambiamos el patrón de consumo energético, todo este esfuerzo conjunto de cooperación en las Cumbres del Clima habrá resultado inútil.
Es del todo insostenible (e injusto) que el consumo energético de un ciudadano de EEUU sea equivalente en la actualidad al de 61 ciudadanos de Nigeria, independientemente de la calidad de la fuente de energía utilizada.
Esta deseable y necesaria transición energética socializada debería contemplar también las medidas que garanticen que la gestión integral de los residuos producidos en la utilización de la energía, se lleve a cabo en el mismo territorio (Estado). No me refiero solo al CO2, son los pesticidas, los plásticos, pinturas, deshechos electrónicos, residuos nucleares, residuos de actividades bélicas y militares .....
Nunca he comprendido bien el origen de la obsesión con el CO2, cuando creo que la contaminación de suelos, aire y aguas por metales pesados, plásticos, basura nuclear, derivados de pesticidas, residuos de las actividades bélicas de los numerosos conflictos pasados y presentes, la deforestación ,,, constituyen una amenaza mucho más grave que el Cambio Climático.
Se debe impedir a toda costa la división entre países extractores-consumidores de energía y países receptores de residuos .
Me gusta formular de esta manera el nuevo estado social que surgiría de esa transición energética socializada (pues soñar es libre):
Pero mientras la hazaña tecnológica va haciendo camino, la hazaña social dirigida a mejorar la distribución de la riqueza y desarrollo vinculados al consumo energético va muy atrasada. Casi podría decirse que está parada.
Mi desconfianza ante las medidas adoptadas por los Estados, Instituciones y Organizaciones en las Cumbres del Clima crece porque los pasos dados hasta la fecha parecen conducirnos hacia la reproducción y consolidación de las mismas posiciones de jerarquía geopolítica que ya teníamos en 1990, pero ahora basadas en diferentes fuentes de energía aprovechando la ventaja tecnológica de los países industrializados (pienso que, entre otras cosas, por la previsión de esos países de que el petroleo nos abandone pronto a nosotros, por agotamiento de los yacimientos).
Cuando algunos hablan de realizar un esfuerzo global para la salvación del planeta, tengo la impresión de que lo que realmente están pidiendo es un esfuerzo global para la salvación de sus propias posiciones en el tablero del poder geopolítico.
De las otras dos soluciones, la recaudatoria (a través de de impuestos y sanciones) sí está funcionando bastante bien, para satisfacción de los Estados, que comprueban la escasa protesta social ante cualquier nuevo impuesto creado cuando se justifica como necesario para la salvación del planeta. Nunca las medidas fiscales se han aceptado tan dócilmente como en estos tiempos de fiscalidad verde y ecotasas.
La recaudación de los llamados "fondos verdes", destinados a ejecutar proyectos de adaptación en países pobres amenazados por el Cambio Climático, pretende conseguir 100.000 millones de dólares antes de 2020 (compromiso acordado en la Cumbre de París, diciembre 2015). Loable objetivo, pero todavía hay que esperar para poder hacer las cuentas, evaluar el grado de cumplimiento y extraer conclusiones.
4.- Razones para el escepticismo científico: reivindicación del debate ausente.
En el ámbito científico, las Ciencias del Clima tienen dos importantes retos que afrontar:
a) Por una parte, debe estimar con la mayor precisión posible el tamaño del Calentamiento y si éste es continuado (dado por sentado que toda la comunidad científica acepta como cierto que la temperatura global media ha experimentado un aumento durante los últimos 35 años).
b) Por la otra, debe determinar las causas y mecanismos que provocan ese calentamiento.
Aunque en los medios de comunicación estas dos cuestiones se presenten como si estuvieran resueltas, como si tan solo existiera una verdad oficial (la contenida en los informes del IPCC) sobradamente probada, la realidad dista mucho de estos términos.
Sobre la determinación de la temperatura global media, poca gente sabe que existen diferentes bases de datos y diferentes metodologías de recogida y tratamiento de la información, existiendo en consecuencia diferentes resultados.
En todas, se registra un aumento de la temperatura global media desde 1978, pero el valor de ese aumento y la determinación de si es continuo o no (vinculado a la concentración de CO2) nos conduce a conclusiones diferentes. Dos de las bases de datos más conocidas son la HardCRUT4 y la UAH.
El IPCC (históricamente de sesgo alarmista) utiliza fundamentalmente la base de datos HadCRUT4, que recoge información procedente de miles de estaciones meteorológicas situadas en la superficie terrestre.
La base de datos UAH (de sesgo escéptico) recoge información a través de satélites.
Una y otra hacen interpretaciones diferentes de los resultados obtenidos (son recogidos por medio de instrumentos diferentes y sometidos a diferente tratamiento estadístico). ¿Quien tiene razón?
En general, las bases de datos satelitales suelen medir siempre menor calentamiento que las basadas en estaciones meteorológicas y la evolución temporal de la temperatura global aparece fuertemente vinculada a los fenómenos "El Niño" y las erupciones volcánicas.
Quienes utilizan la HadCRUT4 tienden a describir el aumento de temperatura registrado como un problema grave, y vinculado fundamentalmente al incremento de CO2.
Quienes utilizan la UAH tienden a describir el aumento registrado hasta ahora como un problema no grave, con repercusiones ambientales asumibles (y no siempre negativas, como por ej. el incremento mundial de la biomasa vegetal) vinculado fundamentalmente a causas naturales (sobre todo, al efecto de la oscilación del Pacífico Sur "El Niño-La Niña").
Desde ambos territorios se lanzan críticas y se siembra mutua desconfianza sobre la "inteligencia" de los respectivos métodos. Bien es cierto que los reproches por el supuesto "cocinado" o manipulación de datos han caído mayoritariamente hacia el lado alarmista.
Destacaría entre estos, el estudio realizado por Anthony Watts (es un científico de posición escéptica) y presentado en el meeting de la AGU (American Geophisical Union) celebrado en San Francisco en diciembre de 2015. En ese estudio, Watts ha revisado una a una todas las estaciones meteorológicas que proporcionan datos para la NOAA/NASA (otra base de datos similar a HadCRUT4) y ha comprobado que un buen número de ellas incumplían las normas del Sistema de Clasificación de emplazamientos de la WMO (Organización mundial de meteorología) al encontrarse sobre o cerca de superficies asfaltadas o en proximidad de salidas de ventilación del metro o fuentes de tráfico ... etc.
Al eliminar los datos procedentes de esas estaciones, el incremento de temperatura para EEUU en 2015, pasaba de +0.324 ºC a +0.204 ºC , es decir, la base de datos de la NOAA/NASA tenía un sobrecalentamiento por mal procedimiento de recogida de datos cercano al 30% .
Watts recomendaba que NOAA/NASA eliminaran esas estaciones de su base de datos y animaba a que esta revisión se realizara también en Europa, Asia ... Ni lo uno ni lo otro se ha llevado a cabo.
Debe ser obvio que la verdad se encuentra entre algún lugar entre los dos extremos del diagrama anterior.
Pero la información que habitualmente se nos proporciona nos conduce a ver los problemas en blanco y negro, como si alguien hubiera decidido ahorrarnos la comprensión de los detalles del debate sobre el Calentamiento Global y tan solo se buscara empujarnos a tomar partido por una sola verdad oficial (lo que inevitablemente lleva a la condena del pensamiento diferente).
Después de 35 años de Calentamiento Global, creo que todavía estamos lejos de obtener una respuesta definitiva sobre las claves que dirigen el Sistema Clima.
¿Son causas naturales o es fundamentalmente el CO2 emitido en las actividades humanas?
¿Es cierto que nunca antes había ocurrido nada semejante? Parece ser que sí, y con menos CO2.
¿Si el calentamiento a finales de siglo fuera de +1,5 ºC?, ¿sería esto un problema grave?
Hoy en día podríamos afirmar que casi cualquier cosa es teóricamente posible. Y que todavía ignoramos bastante más de lo que se da a entender en la propaganda alarmista.
Un ejemplo de esto puede ser esta gráfica elaborada por el IPCC y presentada en su informe AR5
(no olvidemos que el IPCC es el panel de expertos, principal promotor de la Teoría del Cambio Climático y tiende históricamente hacia el polo alarmista) en la que se presenta una reconstrucción de la temperatura media global para el período entre los años 900-2000 (cualquier punto situado dentro de la franja gris puede ser correcto). Fíjate en la semejanza de temperatura entre la edad media (la llamada época de calor medieval, antes y después del año 1000) aunque la concentración de CO2 en esos años fuera menor que la actual.
Por último, veamos esta reconstrucción climática de un período de tiempo todavía mayor, mostrando la correlación de la concentración de CO2, temperatura global y nivel del mar durante los últimos 420.000 años (artículo original de John Englander aquí ).
La existencia de oscilaciones es evidente, aunque la escala temporal nos impide determinar con claridad como podrían ser las posibles relaciones de causalidad, esto es, quien es la causa y quien la consecuencia (por ejemplo, ¿el aumento de CO2 origina calentamiento? o ¿es el océano caliente que se desgasifica y contribuye al aumento de CO2 atmosférico?).
Mientras la Ciencia del Clima seguirá tratando de concretar exactamente donde estamos, lo más probable es que en los medios de comunicación seguiremos contemplando el viraje hacia los extremos; continuaremos siendo víctimas de una información que se ahorra los matices, como si no quisiera molestarnos con la comprensión de los detalles.
Pero en ciencias experimentales los detalles son fundamentales.
Como hasta ahora, solo podremos ser espectadores de un espectáculo en blanco y negro, en el que se seguirá abusando del recurso a las afirmaciones exageradas, a la condena del argumento diferente (casi siempre conocido "de oídas") y a la exhibición de emociones.
Hemos llegado al final.
Si estas líneas te hubieran añadido algun dato o idea nueva, o bien te hubieran servido para formar tu propio criterio sobre el peliagudo asunto del Cambio Climático, daría por muy bien empleado el tiempo que he invertido en escribirlas.
Iosu Marruedo.
Biólogo.