sábado, 1 de julio de 2017

La supervivencia del Delta del Ebro: buenas y malas noticias.
Iosu Marruedo.

En una entrada anterior publicada el 11 de marzo de este año en este mismo blog, describía los daños que el temporal del pasado enero había ocasionado en el borde oriental de la Isla de Buda, con rotura de la playa y entrada del mar a las lagunas del interior, inundando también algunos arrozales.
Mostraba principal punto de rotura comparando dos imágenes de Lansat 8, una correspondiente al 14 de enero (seis días antes del comienzo del temporal) y otra del 1 de marzo de 2017 (30 días después del temporal).
Advertía de la urgente necesidad de realizar obras de reparación, pues la batalla con el mar por la Isla de Buda es la batalla clave para salvaguardar el conjunto del Delta.
Pues bien, cinco meses después de la tormenta tenemos buenas y malas noticias.

Imagen 1. Vista general del Delta del Ebro. Se señala la zona de rotura tras el temporal de enero de 2017, ya sujeta a reparación. Fecha de la imagen 21 de junio de 2017. (Fuente de datos: Landsat 8. Procesado con MultiSpec).

La buena noticia es que el 3 de marzo de 2017, el Consejo de Ministros autorizó acometer obras de emergencia en el litoral de Barcelona, Gerona y Tarragona por un importe de 410.000 euros para paliar los daños provocados por los temporales de diciembre de 2016 y enero de 2017.
En lo que respecta a la Isla de Buda, la ruptura de la línea de playa está ya corregida (21 de junio de 2017) y se ha restablecido la continuidad del litoral.
Debemos felicitarnos por la rapidez de la ejecución de las tareas de reparación y salvaguarda de la Isla de Buda, protegiendo el conjunto sedimentario del impacto de nuevos temporales.
La mala noticia es que el restablecimiento de la continuidad del litoral se ha realizado retrocediendo respecto a la línea de costa de 14 de enero (antes del temporal). Se ha conseguido cerrar la brecha abierta por el mar, pero se sigue cediendo terreno, con pérdida neta de superficie en el extremo oriental del Delta.

Imagen 2: Detalle del extremo oriental del Delta del Ebro. Superposición de imágenes del 14 de enero (linea litoral en fucsia) y 21 de junio (línea litoral en verde). (Fuente de datos Landsat 8.  Procesado con QGIS y MultiSpec).

Como puede apreciarse en la imagen anterior, la línea de litoral reparado (en verde) se encuentra por dentro de la línea del 14 de enero de 2017 (en color fucsia). El retroceso de la playa va de 85 a 104 metros según el lugar considerado.

Imagen 3: Superposición de polígonos de las islas de Sant Antoni y de Buda correspondientes al 14 de enero (antes del temporal), 1 de marzo (30 días después del temporal, sin iniciar reparaciones) y 21 de junio (5 meses después del temporal, con la reparación ejecutada).
Toda la superficie en color amarillo que sobresale de la verde en la zona de rotura (parte superior derecha de la imagen)  es el área perdida desde el 14 enero hasta el 21 de junio. Se ha reparado la rotura de la playa, pero se ha cedido terreno al mar.
En el polígono en color marrón puede observarse claramente la zona de rotura, por donde el mar invadió el interior de la isla de Buda.

Imagen 4: Tabla de superficies, comparando variación antes y después de la tormenta y antes y después de las reparaciones.

En esta Tabla puede apreciarse el efecto positivo de los trabajos de reparación; se ha frenado el deterioro de la Isla de Buda y se ha logrado recuperar algo de superficie (con referencia al 1 de marzo  + 0,01 km2 en Sant Antoni y + 0,1 km2 en la isla de Buda), si bien el balance neto desde el 14 de enero es siempre favorable al mar, imponiéndose la erosión.

Aunque pareciera que el principal enemigo del Delta del Ebro fuera el mar, el futuro del Delta del Ebro se va a decidir en el interior del continente, dependiendo de las decisiones que los responsables y autoridades políticas adopten para garantizar el caudal mínimo que aporte al Delta no solo agua suficiente sino también los necesarios sedimentos.
Desde el punto de vista de  la construcción deltaica, de nada valdría la llegada a Tortosa de una masa de agua desprovista de sedimentos, retenidos en las paredes de los embalses o dispersos en las redes de los canales de regadío.
Convendría recordar que el Plan Hidrológico Nacional asegura un caudal ecológico de 3.350 hm3, mientras que las asociaciones ecologistas están pidiendo 7.000 hm3 en época seca, 9.000 hm3 en época normal y 11.000 hm3 en época húmeda.

No olvidemos que un delta es un diálogo permanente entre la acción sedimentaria del río y la acción erosiva del mar.
Privar al Delta del Ebro del aporte sedimentario necesario derivará en un monólogo a cargo del mar, con incremento de su acción erosiva y dispersante (o lo que es lo mismo: más regadío, más embalses, más canales y más centrales hidroeléctricas en la cuenca hidrográfica del Ebro equivalen invariablemente a menos Delta).
Una vez más, se trata de elegir.



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