jueves, 10 de mayo de 2018

El Banco Mundial también se apunta al Cambio Climático.
Iosu Marruedo


El pasado miércoles 9 de mayo, encontré este artículo publicado en el diario.es , en el que se hace referencia a un informe elaborado por el Banco Mundial que alerta del aumento de las situaciones de tensión y conflicto en África, Asia y América, a causa del Cambio Climático; estas tensiones y conflictos provocarán millones de desplazamientos internos, hasta 140 millones de personas en los próximos treinta años.
Ya tenemos la noticia; ahora, os propongo hacer un breve repaso de la actuación del FMI y del Banco Mundial durante los últimos cuarenta años. Para no ser demasiado pesado, me referiré tan solo a sus actuaciones a partir de la crisis del petróleo de los años setenta, en África, cuando un buen número de  estados se cobijaron bajo la tutela del FMI.
 Además, este período coincide  temporalmente con el nacimiento y desarrollo de la Teoría del Calentamiento Global, más tarde llamada teoría del Cambio Climático

Situémonos pues en los años setenta. La recesión internacional iniciada a mediados de esa década con el encarecimiento del petróleo hizo caer los precios de las exportaciones africanas y condujo a lo que se ha llamado "la década perdida" de los años ochenta, a mediados de la cual la mayoría de los africanos eran más pobres que en la época de la independencia.

Conviene recordar que a principios de los setenta la concentración atmosférica de CO2 no superaba las 330 ppm. En la actualidad se acerca a 410 ppm (según la curva de Keeling, observatorio de Mauna Loa).

La deuda exterior del África negra pasó de 6.000 millones de dólares en 1970 a 66.000 en 1982.
Según la interpretación que entonces hacían el FMI y del Banco Mundial, las crisis africanas tenían causas internas (aun no estaba de moda el problema medioambiental): monedas sobrevaluadas, industrias protegidas, salarios demasiado elevados y excesiva intervención estatal, contra lo cual se recomendaba devaluar la moneda, desmantelar la protección industrial, eliminar los subsidios y los incentivos de precios para la protección agrícola y para las exportaciones, disminuir los salarios y privatizar las empresas públicas.

Pongamos como ejemplo el caso de Mozambique, donde el FMI obligó al gobierno a bajar el salario mínimo que era de 40 dólares/mes en 1991, hasta dejarlo en 15 dólares/mes, por debajo del nivel de la pobreza.

En aquellos difíciles años no se recurría a interpretaciones climáticas. El remedio para el Banco Mundial consistía en combatir el desorden político y la corrupción con el fin de atraer inversiones extranjeras. De este modo, los países que pedían ayuda eran obligados a someterse a planes diseñados por jóvenes salidos de las universidades y de los bancos occidentales, sin conocimiento alguno de las realidades socioculturales de los demandantes.

Sin embargo, la aplicación de las medidas recomendadas en esos planes no hicieron otra cosa que facilitar los negocios de las empresas extranjeras y aumentar el clima de corrupción. Las inversiones acudían sobre todo a aquellos países donde reinaba mayor desorden, pareciendo actuar como incentivo para las empresas del capitalismo depredador. De hecho, una de las recomendaciones del FMI, la de bajar impuestos para atraer inversiones, no ha hecho más que facilitar el despojo a bajo precio de los recursos naturales de estos países.

Así, en Malí, siguiendo las indicaciones del Banco Mundial, el gobierno rebajó los impuestos sobre las compañías que extraen el oro del 6 al 3 por ciento (precisamente en una época de aumento de los precios del oro), mientras que Malí figura como uno de los países más pobres del mundo ocupando en la serie del índice de desarrollo humano el puesto 160 sobre un total de 169.
Los efectos negativos de los planes de ajuste del FMI y del Banco Mundial sobre las economías africanas parecen haber sido generales. Un análisis de doce países que recibieron préstamos para el ajuste entre 1980 y 1999 muestra que en siete de ellos se produjo una disminución del crecimiento per cápita, que en otros tres hubo un crecimiento muy leve y que tan solo en dos (Ghana y Uganda) se advierte un éxito moderado.
Siete de los ocho casos de estados fallidos entre 1977 y 1995 se dieron en países que pasaron parte de los diez años anteriores dentro de programas de ajuste del FMI.

Pero ahora el informe del Banco Mundial nos trae una novedad: las crisis se desencadenan a causa del Cambio Climático.
Ya tenemos la explicación global y definitiva que nos permite entender las dificultades de los llamados países en vías de desarrollo para poder  avanzar hacia el progreso.
La exención de responsabilidad que se busca con semejante afirmación es evidente.
La falta de vergüenza también, porque podían haber guardado silencio y sin embargo, han decidido subirse al carro de la utilización de una hipótesis científica para encubrir sus fracasos y evitar toda autocrítica.

Es sorprendente el elevado número de "novios" que le salen a la Teoría del Cambio Climático. He aquí algunos de ellos:
- La guerra en Siria fue causada por las tensiones sociales y económicas derivadas de una intensa sequía y una gran crisis agrícola (silencio total sobre la encarnizada batalla por el control de los recursos energéticos de la zona entre Rusia y sus aliados y EEUU y sus aliados. Ver aquí informe alternativo).
- La crisis demográfica, económica y ambiental en la región del lago Chad es una expresión del Cambio Climático, que ya ha provocado miles de refugiados climáticos. (oído en la cadena SER, 25 de noviembre de 2015, programa La Ventana con Carles Francino entrevistando a Jon Sistiaga). Ni una palabra sobre la nefasta gestión del agua realizada por Níger, Nigeria, Chad y Camerún, estados por los que fluyen aguas tributarias del lago.
-Hace unos años pudimos observar también como el Vaticano se incorporaba a la preocupación ambiental y hacía una llamada entusiasta a la lucha contra el Cambio Climático. No es de extrañar.
Cuando el pensamiento evolucionista parecía  abrirse paso al fin, sustentando una visión de la sociedad y del mundo laica, racional y abierta, la Teoría del Cambio Climático viene a proponer el retorno a una concepción creacionista, con un relato modernizado del Paraíso Terrenal y del Pecado Original, avalando la existencia de una supuesta relación idílica entre el Hombre y la Naturaleza, ahora puesta en peligro a causa de la errónea actuación humana.
Si sustituimos la manzana que Eva dió a comer a Adán (recuerda que les estaba prohibido; pese a ello comieron la manzana del árbol y por ello fueron expulsados del Paraíso) por la quema de combustibles fósiles, la historia queda redonda, y ya sabemos por qué estamos a un paso de ser expulsados del Paraíso (entiéndase destruir el planeta).

De nuevo la concepción dinámica y no finalista del Mundo, se diluye y el cambio se presenta como algo negativo, perjudicial que solo puede estropear una Creación que ya está acabada (el Hombre es la cumbre de esta Creación).
La institución eclesial ha tardado poco en ver el chollo que le brindaba la Teoría del Cambio Climático y ha decidido aprovechar este neocreacionismo.

Pero la Ciencia no necesita "novios". Ni Vaticano-s, ni Al Gore-s, ni mucho menos las recomendaciones del Banco Mundial.
Necesita independencia y financiación, dos términos que se conjugan con dificultad, pero que son la única garantía para el  progreso en el conocimiento, acompañado siempre del debate racional, abierto y basado en hechos verificables.

Ánimo científicos!.


Los datos que aparecen en este texto se han obtenido principalmente de estas fuentes:
Josep Fontana, Por el bien del imperio (ed. pasado&presente).
Indice de Desarrollo Humano
Dough Hellinger, director de The developpement GAP. Informe.










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