domingo, 24 de noviembre de 2019

El informe de los 11258 científicos.

En una publicación de la revista BioScience (del Instituto Americano de Ciencias Biológicas), del 5 de noviembre de 2019, un grupo formado por cerca de 11258 investigadores (de 153 países) lanza una advertencia sobre las consecuencias desastrosas para nuestro planeta si la Humanidad no cambia sus hábitos y la manera de pensar en el medioambiente
 ..."Un sufrimiento sin igual es lo que espera al planeta si no se toman medidas radicales para disminuir las emisiones de CO2 y otros factores que contribuyen al agravamiento de la crisis climática"...
Su llamada de atención es el resultado del análisis de información, datos y publicaciones de los últimos 40 años, referentes a cambio climático, usos de la energía, usos del suelo, crecimiento de la población humana, variación del hielo polar, emisiones de CO2 y producto interior bruto de las naciones.
Proponen seis objetivos para la acción:
a.- Reforma del sector energético.
b.- Reducción de los contaminantes de corta duración (atmosféricos).
c.- Restablecimiento de los ecosistemas.
d.- Hábitos de alimentación:comer principalmente alimentos de origen vegetal.
e.- Establecimiento de una economía libre de CO2
f.- Estabilización de la población humana e idealmente, reducción.

Conocí la presentación de este informe-advertencia a través de una noticia de prensa. La vinculación entre crisis climática y problemas demográficos, económicos y energéticos atrajo mi interés, pues son raros los artículos en los que se analiza la totalidad de la compleja trama de lo que solemos llamar Cambio Climático. Fuí a BioScience y leí la reseña completa.
Hay que reconocer el gran trabajo realizado, procesando un enorme número de datos y dando ejemplo de cooperación en el trabajo científico; así mismo, se reconoce la intención de presentar el fenómeno del Cambio Climático como un problema complejo, con múltiples rostros, que demanda cambios en los hábitos y comportamiento de la Humanidad, si bien estos no quedan bien explicados.


Pero me sigue sorprendiendo (y defraudando mis expectativas iniciales sobre este informe) que la justificación de la necesidad y urgencia de esos cambios se apoye exclusivamente en la existencia de una crisis climática. Todo mira hacia el Cambio Climático; toda la argumentación está dirigida a enfrentar el Calentamiento Global.
¿Habría que pensar que si no hubiera un ascenso de la temperatura media global la Humanidad no tendría que replantearse nada acerca de su proceder en el planeta?.

El informe asume todos los supuestos (y vocabulario) propios de la ortodoxia del Cambio Climático (a saber, el aumento de las emisiones de CO2 es el principal causante de un calentamiento global rápido, continuo y sin precedentes, con consecuencias catastróficas si no se revierte el nivel de enisiones) y hace abundantes concesiones al alarmismo; sin embargo, va un poco más allá de las cuestiones atmosféricas introduciendo elementos que por lo general, suelen estar ausentes en el relato difundido  en los medios de comunicación, como son el problema demográfico y el problema socio-económico.

Este hecho (el esfuerzo de presentar la complejidad) hace que todavía sea más dificil entender la razón por la cual nos advierten repetidamente de la existencia de una crisis o emergencia climática y no de una crisis demográfica (demasiados habitantes en el planeta) o una crisis energética (brecha energética entre sociedad rica y sociedad pobre), o también, de una crisis del sistema de libre mercado (crisis del mito neoliberal del crecimiento ilimitado de los beneficios).

¿Por que no se puede decir que existe una crisis demográfica, o una crisis del sistema económico global en lugar de crisis climática?

Si te fijas en los seis objetivos de acción que proponen (en el informe no aparecen jerarquizados) no hay referencias a la contaminación de los sistemas naturales y cadena alimentaria a causa de residuos tales como metales pesados (mercurio, plomo ..) , productos fitosanitarios, disruptores endocrinos (xenobióticos presentes en PVC, plásticos, pinturas ...) , residuos procedentes de actividad militar y bélica ...

Todo parece centrado en la atmósfera, en evitar la emisión de gases y el efecto invernadero asociado  (los objetivos b, d y e van en esa dirección).
La impresión inicial de tratamiento de la complejidad se va diluyendo conforme se avanza en la lectura del artículo, constatando que la casi totalidad de su contenido gira en torno al Calentamiento Global y a los contaminantes atmosféricos que lo provocan (los gases de efecto invernadero).
Esto hace que podamos fácilmente confundir una de las múltiples consecuencias del problema (el calentamiento global, en este caso) con la causa del problema (el sistema global de libre mercado, incompatible con la justicia social).

¿Acaso el ritmo de crecimiento de la población humana y la contaminación de los sistemas Naturales por los residuos que producimos no constituyen en sí mismos suficiente argumento para repensar la manera de relacionarse de los grupos humanos con el medioambiente?. ¿Por que se apuesta la necesidad del cambio de hábitos de la Humanidad a la única ficha de frenar y revertir el Calentamiento Global?
Porque hay que recordar que el CO2 no es un contaminante, sino que es un eslabón necesario en el ciclo del carbono; aunque suele ser presentado (erróneamente) como un contaminante atmosférico. Cualquier día de invierno, encerrado en un aula de secundaria con mis 24 alumnos, hemos respirado aire con más de 500ppm de CO2 (hoy, la curva de Keeling marca 410 ppm), sin padecer ningún problema.
Pero el cadmio (o el mercurio, las dioxinas ..) en el pescado, o en el agua sí constituyen un grave problema, estos son los contaminantes peligrosos.

Siempre he creido que la adaptación a un clima más templado es posible, pero nunca el ser humano podrá adaptarse a ingerir alimentos con mercurio o con dioxinas, ftalatos, bisfenol A  .... Y, hoy en día, estas sustancias están ya presentes en nuestra dieta.
Siempre he creido que nuestro problema ambiental más grave (y ante el cual carecemos de capacidad adaptativa) es la contaminación de los Sistemas Naturales (aire, aguas, suelos.... no solo la atmósfera) y de la cadena alimentaria (de los seres vivos) por parte de residuos derivados de las actividades de las sociedades ricas y derrochadoras del llamado primer mundo.
Siempre he creído que el sistema de libre mercado (versión actual del capitalismo) basado en la creencia en el crecimiento infinito de los beneficios es la principal dificultad para levantar el pie del acelerador, consumir más despacio (especialmente los paises más ricos), consumir menos y, en definitiva, aceptar empobrecernos un poco (otra vez, especialmente las sociedades más ricas).

Según datos del Banco Mundial (2014) el consumo de energía eléctrica per cápita en Camerún fue de 275kWh mientras que en Canadá fue de 15588 kWh. Creo que este ejemplo es lo bastante sugerente a la hora de identificar el tamaño de la brecha energética y en consecuencia, determinar quien debe modificar sus hábitos y comportamientos pisando el freno.
A mi juicio, la superación de esta brecha energética es una emergencia mayor que la climática, tanto si nos encontramos con 1,5ºC de más o de menos en la temperatura superficial global.
Existiría la misma emergencia socio-económica si estuviéramos en una etapa de enfriamiento global y los consumos per cápita fueran semejantes.

Porque, en mi opinión, la respuesta adaptativa más eficaz e inmediata sería abandonar la economía del crecimiento infinito, del libre mercado, para entrar en un sistema de mercado global regulado.
Esto supone un alto grado de coordinación, cooperación  y acuerdo entre los Estados. Pero es la única manera de frenar la locura consumista en la que los paises del primer mundo estamos metidos y los del tercer mundo anhelan.
El nivel de consumo energético (y residuos generados) y el número de individuos consumidores (población humana, tamaño del mercado) son dos parámetros de primera importancia que determinan el estado de salud de nuestra atmósfera, hidrosfera (rios, aguas subterraneas, mares y oceanos), suelos y demás poblaciones de seres vivos (biosfera).
No se puede hablar del estado de la atmósfera sin hablar de la población humana y de la trama social, económica e ideológica en la que se desarrolla su actividad. 
Parece que todavía nadie se atreve a afirmar que el tamaño actual de la población humana es un grave problema que dificulta las soluciones energéticas a nivel global.

El informe me ha decepcionado especialmente en el tratamiento miedoso del problema poblacional.
Me ha recordado el estilo retótico de los mensajes de Navidad del Rey de España.
Hay que decir alto y claro que el planeta no necesita tantos seres humanos y que somos ya un obstáculo para el restablecimiento de los ecosistemas (objetivo b).
La visión judeocristiana del mundo según la cual los recursos de la Creación (planeta) tienen como único fin servir al Ser Humano deberían quedar excluida del trabajo científico.

Obsesionados como estamos con el Cambio Climático, con el CO2 y con revertir (dichosa palabra) urgentemente la situación hacia no sé cual etapa anterior (podrían decirlo de una vez), dejamos de lado la tarea de coordinación entre los Gobiernos para hacer frente al problema del crecimiento de la población (80 millones más cada año, estos últimos años) y abandono del sistema de libre mercado y su sustitución por un sistema económico más justo y racional.

A propósito de revertir (el gran objetivo de las medidas propuestas por el IPCC), convendría aclarar una vez más que el sistema Clima carece de un estado óptimo o correcto que pueda ser utilizado como referencia para poder definir otros estados como desviados o incorrectos.
El Sistema Clima oscila continuamente en torno a un escurridizo estado de equilibrio que todavía no conocemos bien (incluso hay quien afirma que pudiera existir más de un único estado de equilibrio), y se caracteriza por "danzar" de modo caótico (hoy por hoy impredecible) entre fases frías y frases templadas, buscando alcanzar ese hipotético estado de equilibrio.
El objetivo de revertir el estado de la atmósfera ( y del Clima) al de finales del siglo XIX, o al de 1965 (o a cualquier otra fecha), carece de todo fundamento científico y no es más que una creencia subjetiva.
Y, por otra parte, ¿cuantos de los ciudadanos que se manifiestan por la salvación del planeta estarían dispuestos a revertir su nivel de confort al de un ciudadano medio de la España de finales del siglo XIX? Porque lo uno va unido a lo otro.

El próximo día 2 de diciembre se inaugura la Cumbre del Clima COP25 en Madrid; ya que se han reunido para tratar de la temperatura global y del CO2 podrían aprovechar para tratar estas otras cuestiones.  Fundamentalmente las dos propuestas anteriormente:
a) coordinación entre los Gobiernos y Estados para la regulación del mercado Global y transición hacia un sistema socio-económico más justo (modelo de economía circular,  comercio justo ...).
b) medidas para la estabilización (inicialmente) y reducción del tamaño de la población humana.

Temo que en una época de resurgimiento de nacionalismos, brexit e identidades patrias, la cooperación necesaria para abordar esta tarea común sea entendida como una inaceptable cesión o pérdida de soberanía, anticipando el fracaso antes de haber dado el primer paso.

No debemos percibir el cambio como algo negativo. Todos los Sistemas Naturales (también el Sistema Clima) son sistemas dinámicos, en continuo cambio, interactuando continuamente entre ellos. Y poseen mecanismos de autorregulación innatos.
La respuesta al cambio siempre ha sido la adaptación.
Pero hay que señalar que frecuentemente en la historia evolutiva, la adaptación ha supuesto un duro camino de hambre y sufrimiento; la relación idílica entre Naturaleza y Ser Humano, según nos dicen puesta ahora en riesgo por la emergencia climática, no ha existido nunca, no es más que un mito.

Tan solo los Sistemas Artificiales (Sociosfera y Tecnosfera) creados por el Ser Humano (conjuntos de leyes, creencias religiosas, sistemas económicos, culturas, desarrollo tecnológico ...) carecen de autorregulación innata; es la propia Sociosfera quien debe crear su propio mecanismo de autorregulación, quien debe establecer sus propio sistema de frenado; de lo contrario, estaremos en graves problemas.
Y este es el caso. Debemos repensar nuestra Sociosfera y nuestra Tecnosfera.Tanto si estamos en una fase de clima templado como si lo fuera frío.
Y, ... debemos de estar dispuestos a vivir grandes cambios.

Nicholas Negroponte (Nueva York, 1943)

Nicholas Negroponte, en una entrevista concedida al periódico El País, afirma que será la energía de fusión lo que cambiará el mundo; quizás sea el próximo conejo que los científicos sacarán de su chistera, poniendo a disposición de la humanidad ingentes cantidades de energía limpia.
.." La energía de fusión, junto con la bioingeniería y la producción de alimentos artificiales constituirán el próximo gran paso para la humanidad"...  "la tecnología es la única solución al cambio climático. No hay otra. Tenemos que encontrar la forma de producir energía, no necesariamente de fuentes renovables como el viento o el sol, sino haciendo que la energía de fusión funcione. En 50 años tendremos una economía distinta y un mundo mejor"...
Negroponte vaticinó en los años 80 que ibamos a tener ordenadores en los bolsillos, pantallas táctiles, televisión a la carta, hogares conectados ...  Y entendió que vendrían profundos cambios sociales. Sus artículos en la última página de Wired suelen ser seguidos como un oráculo.
En esta nueva sociedad descrita por Negroponte, ¿donde quedará la preocupación por la emergencia  climática?.
Hasta entonces, como afirma el ecologista escéptico Bjorn Lomborg (que, sin embargo, acepta la visión alarmista del IPCC), habría que adaptarse a vivir en un mundo más cálido hasta que tengamos sustitutos má rentables para los combustibles fósiles.

Aunque poco habremos adelantado si en mi plato de ventresca sigue habiendo mercurio.





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