sábado, 8 de febrero de 2020

El Delta del Ebro: ya no sostenible, dificilmente soportable.
Iosu Marruedo. Biólogo.

Durante los días 19-21 del pasado enero, la borrasca Gloria afectó gravemente el litoral mediterráneo (especialmente en la comunidad de Valencia y Cataluña) , provocando abundantes lluvias y nevadas en el interior, riadas, inundaciones y cuantiosos daños en playas, paseos marítimos y zonas costeras urbanizadas; pero la noticia más relevante reside en los gravísimos daños producidos en el conjunto sedimentario del Delta del Ebro, con rotura de su perímetro en diversos puntos, y penetración del agua de mar hasta casi engullirlo por completo.

En la animación podemos apreciar la diferencia de superficie Tierra/Agua  entre el 11 de enero y el 23 de enero tras el paso de Gloria. (Imagen: Satélite Sentinel 2A-2B. Indice EVI.). La parte sumergida se aprecia en color azul claro;  como puede observarse, la mitad norte del Delta fue casi completamente anegada por el mar.


En las dos imágenes siguientes, utilizando la banda del infrarrojo próximo (Sentinel 2A) se ponen de manifiesto los daños sufridos en el perímetro del conjunto sedimentario, especialmente en la barra del Trabucador y los arenales de la playa de la isla de Buda, comparando el estado del 11 de enero con el 26 de enero tras el paso de la borrasca Gloria.




El 23 de enero, algunos medios de comunicación difundieron imágenes satelitales del antes y el después, dando a conocer la magnitud y gravedad de los daños en el Delta del Ebro. El desastre era importante, considerando, además del Delta, el elevado número de municipios afectados con destrucción de sus paseos marítimos, daños en edificaciones próximas al litoral y desaparición de playas. Y esto era noticia.

Y esta noticia podría haber sido aprovechada como ocasión de proporcionar datos y opiniones de especialistas, intentando aumentar el conocimiento del ciudadano sobre los asuntos del medio ambiente y, de esta manera, contribuir a formar criterio y fomentar actitudes responsables.
Pero no fue así. Todo quedó reducido al impacto mediático de las imágenes de riadas, inundaciones y desperfectos urbanísticos, con abundantes referencias al elevado riesgo de nuevos sucesos semejantes que tan solo contribuían a la difusión de miedo.

El tratamiento dado en los medios de comunicación (prensa escrita, radios, televisiones ..) al paso de la tormenta Gloría y a sus efectos se centró en difundir un doble mensaje:
1. Las tormentas como Gloria son un fenómeno nuevo, reciente, desconocido hasta el día de hoy.
2. La Tormenta Gloria es Cambio Climático; a partir de ahora, con toda probabilidad, tormentas semejantes se repetirán con mayor frecuencia.

Y como otras tantas veces, los datos y el conocimiento actual sobre estos fenómenos nos presentan una realidad diferente.

Porque no es verdad que la tormenta Gloria sea un fenómeno nuevo y raro.
Hace ya algunos años (2008) científicos de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) iniciaron un estudio de las tormentas "tropicales" en el Mediterráneo, hasta entonces un fenómeno meteorológico poco conocido y poco estudiado.
Detectaron (entre 1983 y 2008) unas 40 tormentas, denominadas medicanes, (mediterranean hurricane) con las mismas características que las borrascas tropicales pero sin alcanzar la intensidad de los huracanes. Este fenómeno ha afectado en siete u ocho ocasiones a las costas peninsulares españolas y en seis a las de las islas Baleares (atendiendo tan solo al período de 25 años objeto de ese estudio). Según el entonces Director de esta investigación del Centro de Meteorología del Departamento de Física de la UIB, Lluis Fita:
...."los medicanes son un fenómeno meteorológico poco conocido; hasta ahora no se había hecho un recuento de los mismos ni un estudio de por qué se producen, algo que aún está en parte por esclarecer"....
Los medicanes son más frecuentes de lo que parece, produciéndose uno o dos al año. La primera tormenta de este tipo detectada en el estudio data de 1983 (Sicilia), si bien tenemos testimonios de tormentas anteriores, como la del 29 de diciembre de 1959 que también afectó gravemente al Delta del Ebro.
El profesor de Meteorología de la UIB, Romu Romero (cuyo grupo lleva años investigando los medicanes) afirmó, en 2017, que,en la medida que la temperatura del Mediterraneo ascienda en los años venideros, se espera una reducción (entre un 5% y un 10%) en el número de tormentas, pero que cuando se formen, serán más intensas.
Es decir, las tormentas tropicales en el Mediterráneo se reconocen como un fenómeno "característico" de este mar, con frecuencia e intensidad cambiante, en la medida en que la temperatura del mar es también cambiante.


Debemos recordar que el Delta del Ebro conoció el periodo de mayor crecimiento de su historia entre 1900 y 1920.
A partir de la década de los 30, coincidiendo con la construcción de los primeros embalses y regadíos, su expansión se detuvo.

Los conjuntos sedimentarios deltaicos, todos, siempre están sujetos a un proceso natural de hundimiento (subsidencia) por compactación de los sedimentos blandos que allí  deposita el río.
La única manera de compensar el hundimiento es añadir nuevos sedimentos.
De esta manera, el aspecto y estado en un momento determinado de un delta, será el resultado de un equilibrio inestable entre la acción constructora del río (que debe aportar continuamente nuevos sedimentos) y la acción destructora del mar, que tiende a erosionar, transportar y dispersar por todo el litoral los materiales entregados por el río.

Cuando un río deja de aportar sedimentos suficientes en la desembocadura, su delta empieza a retraerse incluso hasta su total desaparición; y esto ocurre con Calentamiento Global o sin Calentamiento Global, siendo ésta una variable casi irrelevante ante el resultado final.

En la década de los 40, el retroceso de la desembocadura del Ebro es ya notorio.
El 29 de diciembre de 1959, una gran tormenta (un medicane) combinada con la crecida del río casi derriba el faro de Buda. En 1962, el faro desaparece para siempre.

El elevado número de embalses construidos en la cuenca del Ebro y el aumento de la superficie de regadío durante el siglo XX ha ocasionado una drástica disminución de los sedimentos hacia el Delta. Se estima que los embalses retienen el 93,7% de los sedimentos (Varela et al. 1986) que el río aportaría al Delta.
En esta imagen de la cuenca Hidrográfica del Ebro, el círculo rojo representa el área actual de aportación natural de sedimentos para la acción constructora deltaica (desde el embalse de Flix hasta la desembocadura). 

El mar Mediterráneo sigue actuando como de costumbre, con periódicas tormentas que tienden a disgregar los sedimentos deltaicos aportados por el río Ebro. Pero el Ebro carece ya de la capacidad de reposición de los materiales dispersados por el mar.
El diálogo entre el mar y el río que se produce en el Delta lleva camino de convertirse en un monólogo a cargo del mar.
La decisión de construir más embalses y más regadíos en el interior conlleva implícita la decisión de  reducción del Delta del Ebro. Deberíamos ser conscientes de ello, asumir las decisiones y adaptarnos a sus consecuencias.

El Delta del Ebro hace años que no es sostenible, pues hace mucho tiempo que perdió la capacidad de mantenerse a sí mismo.
Quizás pueda ser soportable durante algunos años más, dependiendo de la magnitud del soporte que le brinde la intervención humana sustitutiva.

Salvo que se realicen importantes acciones (con fuerte inversion económica) para recircular los sedimentos atrapados en los embalses, garantizar un caudal suficiente en la desembocadura y construir ( obra de ingeniería) nuevas barras de protección para el perímetro deltaico más debilitado, podemos afirmar que al Delta del Ebro le espera un futuro muy negro.
La pérdida del Delta no entraña tan solo la pérdida de un paisaje o destino turístico; con el Delta, se pierde biodiversidad, se pierde agricultura, se pierden playas y un muy importante agente de modelado litoral, se pierden pesquerias ..... 

A diferencia de los escuchado  a presentadores y tertulianos, invocando repetidamente la expresión Cambio Climático  como la causa de todos los males que nos ha traído Gloria, os recomiendo la lectura del comunicado realizado el 24 de enero por el Ilustre Colegio de Geólogos en el que se recomienda "deconstruir el litoral y aportar sedimentos a los ríos para evitar otras catástrofes".
Sin utilizar ni una sola vez las expresiones Cambio Climático ni Calentamiento Global, se presenta en pocas líneas un acertado diagnóstico del problema y se apunta la solución.
En palabras del geólogo Joan Manuel Vilaplana (experto del ICOG en Riesgos Naturales y miembro del RiskNat de la Universidad de Barcelona):

.." los temporales de levante son fenómenos relativamente frecuentes en el Mediterráneo, pero con un litoral tan antropizado por infraestructuras y viviendas en primera línea y unos ríos y rieras que no acarrean sedimentos, estamos impidiendo la renovación natural de las playas .... debemos dejar que éstas actúen como barrera natural frente al mar"..." debieran retirarse infraestructuras y viviendas de primera línea y trasladarlas al interior"...

Un litoral antropizado es aquel que se encuentra ocupado (y alterado) por infraestructuras (autopistas, vías ferroviarias ..) complejos hoteleros, urbanizaciones de chalets, paseos marítimos sobre el mismo límite de altamar ocupando el arenal, diques y puertos deportivos .....

En este video se observan los daños del temporal Gloria en Denia (Valencia), constituyendo un buen ejemplo de litoral antropizado.

Tan solo una mezcla de ingnorancia, avaricia e insensatez han podido llevar a tantos ayuntamientos de la costa mediterránea a la aprobación de planes urbanísticos "suicidas", como el que podemos ver en este video, multiplicando irresponsablemente el número de dianas sobre las que los temporales pueden hacer blanco.

Utilizar el complejo fenómeno del Cambio Climático como explicación de lo sucedido, me recuerda al suceso de las epidemias de peste europea en el s. XIV atribuidas al castigo de la ira de Dios por nuestros pecados.
La causa no es el ascenso del mar (una de las terribles armas del Cambio Climático).

Haciendo clic aquí puedes ver una representación global de la magnitud del ascenso del nivel del mar Mediterraneo.
La tendencia de los últimos 26 años, muestra un ascenso de 0.5-1 mm frente a Málaga, de 1-2 mm frente a Valencia y de 2-3 mm frente a Cataluña.
La NOAA fija un valor  (global medio para todo el Mediterráneo) de 2,3 mm al año.
Eso son 23 cm de ascenso en 100 años; pero las olas durante el temporal alcanzaron 6 metros; las depresiones tormentosas abomban la superficie del mar y lo elevan, añadiendo un fuerte oleaje causado por los vientos. Esto es lo que ha producido los daños. Después de las 46 horas de duración de la borrasca, el mar vuelve a su sitio.

Por lo tanto, cuando las olas entran en el salón de tu chalet de primera línea, no es el Cambio Climático, eres tú que estás donde nunca deberías haber estado.
Cuando el Delta se desnuda de sedimentos, que quedan retenidos en las paredes de los embalses, no es el Cambio Climático, es la consecuencia de un modelo de desarrollo que promueve la construcción de embalses y regadío.

Ayer conocí que el Ayuntamiento de Ontynent (Alicante) ha adoptado el acuerdo para comprar y derribar 40 viviendas situadas (desde hace 42 años) junto al cauce del río Clariano y que resultaron completamente anegadas tras el paso de la tormenta Gloria. En el lugar todavía ocupado por estas viviendas (ya habían sufrido otras inundaciones anteriormente) el Ayuntamiento construirá un parque fluvial inundable.
Hay un viejo refrán valenciano que dice .." A vora riu, no faces niu".. (Al lado del río, no hagas nido). Pues eso.
Si cunde el ejemplo del Ayuntamiento de Ontynent quizas quede alguna esperanza de que, lentamente, empezemos a caminar en la buena dirección y la próxima tormenta nos pille mejor preparados. Porque habrá próxima tormenta.













  Cambio Climático: reflexiones para una ética posible. Iosu Marruedo. Biólogo La Conferencia Científica de las Naciones Unidas (también con...