viernes, 4 de diciembre de 2015

En la Cumbre del Clima de París no se ponen al Sol 


Mojib Latif  es un científico del Instituto Leibniz de Ciencias Marinas, en Kiel (Alemania); estudia los procesos de calentamiento y enfriamiento de las masas de agua oceánica profundas y es, además, autor colaborador para el IPCC.  En la Conferencia Mundial sobre el Clima, en Ginebra, a principios de setiembre de 2009 advirtió:
  ..."en los próximos años, una tendencia de enfriamiento natural dominará sobre el calentamiento causado por los seres humanos" .... "La gente dirá entonces que  el calentamiento global está desapareciendo; yo no soy un escéptico climático pero tenemos que hacernos las preguntas incómodas nosotros mismos, para intentar comprender mejor el comportamiento del Clima"....

El Dr. Habibullo I. Abdussamatov, es el director del Observatorio Astronómico de Pulkovo (San Petesburgo, Rusia); en febrero de 2012 publicó  un artículo en la revista Applied Physics Research
en el que anuncia una etapa de clima frío para el año 2050, con una lenta transición desde los años 2015-2016 (estos serían los años finales de la etapa cálida).

Dean Pesnell, es científico del Observatorio Dinámico Solar (SDO) de la NASA; ha realizado unas declaraciones en National Geographic, explicando la cada vez mayor certeza en la llegada de una etapa de letargo solar, (periodo de baja actividad magnética en el Sol) que causará un descenso de la temperatura media global. Añade  ...."no creo que los efectos de este enfriamiento vayan a ser especialmente graves, ya que será atenuado por las cantidades de CO2 y metano que el ser humano ha emitido a la atmósfera en los 60 años precedentes" ...

¿Qué  pensarán estas personas de lo que se está diciendo en los medios de comunicación sobre el futuro climático del planeta?. Me pregunto también si ellos habrán acudido a París y si estarán participando en las ponencias y sesiones de trabajo.

Los tres ( y sus equipos de trabajo) son físicos del clima y los tres afirman (desde investigaciones independientes diferentes) que la actividad magnética del Sol se dirige hacia un periodo de mínimo o "letargo solar", durante el cual el campo magnético presenta valores de intensidad muy bajos.
Los tres están de acuerdo en que vivimos los últimos años de una fase climática cálida, que serán desplazados paulatinamente por años con temperaturas cada vez más bajas, hasta entrar en una etapa de enfriamiento global, que será percibida claramente desde 2019-2020.
No están de acuerdo en la duración y la intensidad de este enfriamiento global. Según los casos, la bajada de temperatura puede estar entre 2 ºC - 4 ºC , manteniéndose durante 14 años (en el caso más optimista) o durante varias décadas (según el Dr. Abdussamatov, quien presenta un enfriamiento más sostenido).
Este proceso (ya iniciado) que conduce al planeta hacia una época fría, es explicado de la siguiente manera:

La mayor parte de la energía entrante en la Atmósfera terrestre (99,3%) procede del Sol.
La fusión nuclear del Hidrógeno en nuestra estrella libera inmensas cantidades de energía en forma de ondas (radiación electromagnética) y partículas (protones, neutrones  ...) que son emitidos hacia el espacio en todas las direcciones. Una muy pequeña parte de esta emisión solar ("viento solar") hace diana en nuestro planeta y lo calienta.
Pero el nivel de actividad solar no es constante; a lo largo del tiempo se registran pequeñas oscilaciones en la cantidad de energía emitida  (variabilidad media   +/- 0.12%).
Existe un consenso amplio en aceptar que estas variaciones de energía emitida no tienen gran influencia en la temperatura superficial terrestre.

Pero el Sol nos guarda otra sorpresa: el comportamiento de su campo magnético.
Nuestro Sol es una bola de plasma de casi millón y medio de kilómetros de diámetro; y el plasma no es más que gas (fundamentalmente hidrógeno) cargado eléctricamente.
Cuando una carga eléctrica se mueve, genera un campo magnético, y como el sol en su totalidad es gas con carga eléctrica, se genera un campo magnético en todo su volumen.(Ver video ).

Debido a que el Sol es un sistema en rotación, no rígido, las líneas de fuerza del campo magnético se doblan, estiran y retuercen pues  el plasma de los polos gira a diferente velocidad que el del ecuador.

A veces el plasma se acumula alrededor de las invisibles líneas del campo magnético, haciéndolo entonces visible, como finos bucles de filamentos. (Vídeo)

La temperatura de la superficie del sol es de 6.000 ºC, pero en las zonas donde las líneas del campo se entrecruzan, retuercen e interactúan, la temperatura baja a 3.000-4.000 ºC, apreciándose como zonas menos brillantes, relativamente más oscuras, por lo que se les denomina "manchas solares."
Hoy sabemos que el Sol genera un nuevo flujo magnético cerca de sus polos cada 11 años, y constituye un nuevo campo cuyos polos magnéticos emigran lentamente hacia hacia el ecuador hasta invertir sus polaridades magnéticas.
Cuando el movimiento de migración del flujo magnético alcanza una latitud de 23º, la torsión de las líneas de campo es suficiente para iniciar la formación de manchas solares.
El número de manchas solares está pues relacionado con la intensidad y el estado del campo magnético solar, que cíclicamente se rehace cada 11 años (+/- 2).

Campos intensos provocan numerosas manchas solares. Los campos magnéticos débiles no son capaces de generar manchas solares, presentando el Sol una superficie homogénea, libre de manchas. 

Existe un registro continuado del número de manchas solares observadas en el Sol desde el año 1700, aunque el ciclo nº 1 corresponde al del año 1755; el ciclo actual es el nº 24.

Heinrich Schwabe fue el primero que observó la variación cíclica del numero de manchas entre 1826 y 1843. Esto animó a Rudolf Wolf a realizar observaciones sistemáticas que comienzan en 1848. En la imagen siguiente podemos ver la oscilación del número de manchas de los ciclos solares nº 1 (1755) hasta el actual nº 24.
A simple vista reconocemos que los flujos magnéticos de los diferentes ciclos  tienen diferente intensidad (actividad magnética) . Ciclos de gran actividad (como el nº 19 , 1954-65) han producido gran número de manchas, y a la inversa.

Hoy creemos que cuando la actividad magnética es baja, y no se observan manchas, los planetas del sistema solar quedan más expuestos ante la radiación cósmica procedente del fondo de nuestra galaxia.
El campo magnético solar (Heliosphera) realiza una función protectora de los planetas albergados en su interior; como si fuera un gran paraguas, rechaza los rayos cósmicos (partículas subatómicas, de alta energía, que se desplazan a velocidades próximas a la de la luz), impidiendo que penetren al interior del sistema solar.


Sin este paraguas protector (ver vídeo ), la radiación cósmica penetra con más facilidad; así, las partículas cósmicas llegan a la parte alta de nuestra atmósfera, interaccionando con sus gases y provocando el aumento de la condensación y formación de nubosidad.
La superficie de la Tierra se ensombrece y una mayor cantidad de energía solar es reflejada al espacio. La consecuencia es el enfriamiento del Clima de la Tierra.

Períodos de baja actividad magnética del Sol han ocurrido ya con anterioridad; entre los años 1645-1715 se produjo el primer mínimo solar bien documentado, el mínimo de Maunder (en honor al astrónomo Edward Maunder); entre 1640-1680, se observaron tan solo 7 manchas solares, cuando lo habitual en periodos de actividad magnética hubiera sido varios miles. Coincidió con una larga etapa de clima frío en Europa.
El segundo (no tan acusado como el anterior) se produjo entre 1790-1830, el mínimo de Dalton (en honor al meteorólogo inglés John Dalton).
Desde principios del siglo XIV hasta finales del XIX, el clima fue predominantemente frío; se distinguen tres "pulsos fríos" separados por dos interrupciones en las que las temperaturas se recuperaron en cierta medida. Es lo que se ha venido llamando "pequeña edad de hielo".
En esta figura, puedes ver la evolución temporal del número de manchas solares; los períodos de baja actividad magnética (pocas manchas) coinciden con épocas de clima frío.
La causa principal de esta etapa fría de nuestro clima parece ser debida al intenso vulcanismo. Entre 1275-1300 se produjeron erupciones encadenadas que proyectaron a la atmósfera inmensas cantidades de gases y polvo; la atmósfera se oscureció, impidiendo el paso de la radiación solar: La superficie terrestre se enfrió.
Pero entre los años 1645-1675, el frío fue especialmente intenso. El efecto del vulcanismo se vió reforzado por la ausencia de manchas solares (inactividad del campo magnético solar). Y Europa padeció a causa del frío: malas cosechas, muerte del ganado, hambre .....

Hoy sabemos que las primeras señales de generación de un nuevo flujo magnético aparecen unos 7-8 años antes de la iniciación del correspondiente ciclo de manchas, y sabemos detectarlo.
Así, para el actual ciclo solar (el nº 24) que se inició el 8 de enero de 2008, las primeras señales de flujo se detectaron en 1999, cuando el anterior ciclo (el nº 23) estaba recién iniciado (inicio en 1996).
Esto nos permite hacer predicciones bastante ajustadas sobre el futuro próximo de la actividad magnética del Sol.

Y ¿qué es lo que está ocurriendo en la actualidad? Dos hechos significativos:

1.- Los últimos ciclos solares muestran una tendencia decreciente en la intensidad del campo magnético.
El ciclo nº 24 es el más débil en casi 100 años; se inició con retraso y su máximo de actividad es un mini-máximo, con una disminución del 48% en la actividad respecto al ciclo 21.
Ver figura : Comparación actividad ciclos 21, 22, 23 y 24. Se han superpuesto los cuatro ciclos aunque debemos recordar que el ciclo 21 se desarrolló en el periodo 1976-86,  el 22 en 1986-97,   el 23 en 1997-2008 y el 24 en 2008-2019 (final esperado).


2.- Las señales de generación del nuevo flujo que anunciaría el ciclo nº 25 no aparecen. Esto nos hace creer que el ciclo nº 25 llegará con retraso de 3-5 años o bien, que quizás no se inicie, debido a la debilidad del campo magnético para producir manchas, entrando el Sol en un estado de  "letargo" o mínimo de actividad magnética.

Todo parece indicar que el Sol nos va a dejar sin su protección frente a la radiación cósmica durante unos cuantos años, lo cual (por homología con lo que ya ha ocurrido en el pasado) ocasionará un enfriamiento global.

Es preciso aclarar que NO nos encaminamos hacia una nueva "edad de hielo" (el alarmismo del frío es tan dañino para el conocimiento como el alarmismo del calor). Los científicos que advierten de este fenómeno describen un enfriamiento "asumible".
Solo en el caso de coincidencia con un aumento de actividad volcánica, el enfriamiento podría tener consecuencias más severas en los Sistemas Naturales (atmósfera, oceános ...).  

La causa de que el Sol genere campos magnéticos de muy diferente actividad, originando ciclos activos y ciclos débiles ( con diferentes números de manchas), se encuentra al parecer en el movimiento del baricentro del sistema solar. (Ver vídeo . El baricentro se representa como un pequeño rombo rojo; en realidad, el sol debería permanecer fijo y el rombo rojo desplazarse en su proximidad, pero el movimiento relativo de ambos se ha representado al revés para facilitar la construcción de la animación).
El baricentro es el punto invisible en el que la acción de la fuerza de gravedad de los diferentes planetas se equilibra, se compensa, por eso también se le conoce como punto de equilibrio de masas.
El punto del baricentro se encuentra situado en el Sol o fuera de él pero, en ese caso, muy próximo, describiendo un movimiento irregular que se reinicia cada 178 años.
El baricentro ocupa una posición "errante", no fija, a causa de las órbitas irregulares de los planetas de mayor masa, Júpiter y Saturno principalmente.
Los flujos de plasma en el Sol que originan los campos magnéticos, se ven afectados por la posición del baricentro. Por esta razón, en unos ciclos el campo magnético creado es más activo que en otros.

Pero ninguna de estas noticias aparecerá en la prensa, radio y  tv.

Solo en revistas especializadas; de especialistas para especialistas. La amenaza de ser tildado de negacionista y del consiguiente linchamiento social, profesional y personal surte efecto.
Son numerosos los científicos que perciben que la actitud escéptica o crítica en asuntos relacionados con el Cambio Climático equivale a meter la mano en un avispero y optan por el prudente silencio, mientras siguen trabajando y publicando en las revistas especializadas de su sector.
Es comprensible.

Mientras tanto, en París, sigue la colecta de fondos (eso sí, fondos verdes); he oído en el informativo de las 19:00 que China compromete 65.000 millones de euros para ser invertidos en África.
Imagino los nerviosos movimientos de empresas y organizaciones para ir tomando posiciones que les permitan acceder a esos fondos destinados (en primera intención) a los proyectos de adaptación para hacer frente a los impactos del Calentamiento Global. Surgen nuevos mercados y surgen nuevos negocios. Las medidas de mitigación harán surgir una nueva fiscalidad y fuentes de financiación para los estados. Todo será aceptado por el ciudadano con resignación y emoción; al final. se trata de salvar el planeta.
Espero con curiosidad el momento de ver en los medios de comunicación la información que precise el empleo de esos fondos y el organismo encargado de supervisar su correcto uso y justificación, en lugar de las noticias alarmistas con la estatua de la Libertad cubierta por el mar hasta el cuello.

Quizás algo sea empleado en hacer frente al auténtico problema ambiental global: el problema de la contaminación de los sistemas naturales del planeta, los suelos, el aire y aguas de continentes y océanos.
No estaría nada mal. Aunque la temperatura descienda.


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