domingo, 11 de julio de 2021

 Esclavos del sesgo de confirmación. 

 Iosu Marruedo. Biólogo

 A comienzos del mes de julio (2021) diferentes medios de comunicación  han difundido la noticia de un nuevo record de temperatura alcanzado en la Antártida (el 6 de febrero de 2020) :

..." La Organización Meteorológica Mundial ha reconocido un nuevo récord de temperatura máxima para la Antártida de 18,3 grados el 6 de febrero de 2020 en la estación de Esperanza (Argentina), según informa Europa Press...."

La presencia otorgada a esta noticia en numerosos medios de comunicación contrasta con el silencio absoluto sobre un fenómeno meteorológico muy llamativo que se ha venido desarrollando durante todo el mes de junio de 2021 en la Antártida (también en este enlace):

... "En el continente Antártico (durante junio 2021) no sólo se están registrando temperaturas más bajas de lo habitual, sino que las anomalías de temperaturas son generalizadas en todo el continente, siendo hasta 7 ºC más frías de lo normal, con regiones en las que la anomalía se dispara hasta los 15 ºC por debajo del promedio de la serie 1971-2000. Esto constituye un fenómeno bastante extraordinario y que contrasta con las anomalías positivas que estamos acostumbrados a observar en estos últimos años en latitudes polares, especialmente del ártico".....

..."Australia está siendo la primera en notar la actividad de estas borrascas inusualmente fuertes. Estos días, las inundaciones, las bajas temperaturas y las nevadas están siendo noticia sobre todo en el oeste del territorio. Tanto es así que en Sidney han registrado el que probablemente sea el día más frío desde 1984 y las nevadas están alcanzando zonas muy poco habituales. Además, en el estado de Victoria las lluvias están ocasionando inundaciones graves que ya se han cobrado dos vidas"....

El Ártico se encuentra desde el 24 de junio por debajo de la temperatura media (del periodo 1958-2002):



Aunque con todo, el Hemisferio Norte (ola de calor sobre Canadá occidental) presenta una desviación positiva de +0.6º y los trópicos +0.3º.  Con éstas distribuciones el planeta (temperatura superficial global media) registra hoy -0.1º por debajo de la media del periodo 1979-2000. 

Es notorio el silencio que se establece ante todo dato que pueda reforzar "la variabilidad natural" del Sistema Clima y haga necesario el empleo de matices, frente a la seguridad del dogma del Calentamiento Global. 

Quizás sea para ahorrarse el esfuerzo de explicar su complejidad y reconocer los límites de conocimiento que tenemos sobre su evolución.

Una rápida consulta a Wikipedia sería suficiente para comprender que el sesgo de confirmación o sesgo confirmatorio es la tendencia a favorecer, buscar, interpretar, y recordar, la información que confirma las propias creencias o hipótesis, dando desproporcionadamente menos consideración a posibles alternativas. 

En la información relativa al Cambio Climático es evidente que el sesgo de confirmación está bien asentado en los medios de comunicación, contribuyendo a crear un estado de opinión ( y de alarma) que utiliza postulados simples para proponer soluciones simples ante problemas que en realidad son de una gran complejidad (como por ejemplo, proponer como solución el uso de las llamadas energías limpias, cuando en realidad, no existen tales, tan solo unas son más sucias que otras).

Unos medios de comunicación comprometidos con la difusión del conocimiento deberían evitar caer en el sesgo de confirmación, deberían de ofrecer datos e información objetivos, permitiendo que el lector elabore sus propios juicios y, sobre todo, combatir el alarmismo.

sábado, 12 de junio de 2021

 Valencia, ¿puerto o playas?

Iosu Marruedo. Biólogo

Durante estos últimos años, han sido recurrentes los problemas relacionados con el retroceso del litoral en diversos lugares de la costa mediterránea.

Al tratarse de una línea de costa con una gran presencia de actividad hostelera, visitada cada año por millones de turistas, el problema del retroceso de las playas unido a la amenaza a las edificaciones situadas en "primera línea" y el daño estético sufrido en paseos, zonas de ocio ...  constituye una de las principales preocupaciones de numerosos municipios de esa costa.

Especialmente después de cada tormenta, de cada temporal o de cada DANA (como se viene en denominar en la actualidad a lo que antes era una "gota fría"); mientras se elaboran las listas de daños, es habitual en los medios de comunicación presentar estos episodios como la evidencia de la actualidad del Cambio Climático.

Cada vez que escucho la expresión Cambio Climático para explicar o atribuir causalidad respecto de algún fenómeno metorológico (o de otro tipo) no puedo evitar sentir una gran desazón, debido a la frivolidad que (a mi juicio) representa referirnos a la muy compleja red de relaciones que constituyen el Sistema Clima (algunas de ellas contraintuitivas y otras todavía no bien conocidas) como si fuera un concepto definido, bien acotado y conocido por todos. Parece ser que nombrando "la cosa" ya basta para conocer "la cosa".

Sin embargo, en muchos de los principales problemas asociados al retroceso del litoral en el Mediterránaeo puede reconocerse un patrón de sucesos que coloca en lo más alto de la jerarquía de culpables, no precisamente al Cambio Climático (que también) sino a otros agentes, siendo los de mayor peso:

a) La disminución de aporte sedimentario de los ríos que desembocan en el Mediterráneo, debido principalmente a la construcción de presas, embalses y canales en sus cuencas hidrográficas y, solo secundariamente, a los cambios en el régimen de precipitación.

b) La alteración de la dinámica costera (corrientes litorales  o longitudinales) encargada de distribuir los sedimentos (entregados por los rios) a lo largo de la costa, formando playas, dunas ..... Esta alteración se produce principalmente a causa de las construcciones que añaden elementos colocados perpendicularmente respecto de la línea litoral: puertos, diques y escolleras, ....

La imagen de la izquierda representa el "viaje" de una partícula de arena  (punto amarillo) a lo largo de la línea de costa, con dirección oblicua del oleaje.

El aparente zig-zag con avance oblicuo empujado por las olas y el retroceso o "resaca" perpendicular (respecto de la linea costera) constituye la estrategia empleada por el mar para  distribuir los sedimentos aportados por los rios a lo largo de la línea de costa, conformando una corriente longitudinal que arrastra los mismos.. 

Así se reconstruyen las playas. así se renuevan los sedimentos erosionados por el mar.

Pero si no hay sedimentos, o si estos encuentran barreras en el litoral que impiden su desplazamiento, las playas retroceden.

 Con Cambio Climático y sin Cambio Climático.

Ya he tratado el problema del retroceso del Delta del Ebro en diversas entradas en este mismo Blog.

También ha tenido su momento el Delta del Llobregat, a raíz de la apertura de expediente a España (18 de febrero pasado) por parte de Bruselas, por no proteger adecuadamente esta zona (espacio protegido de la red Natura 2000) ni actuar frenando su deterioro.

En esta entrada, le corresponde el turno a las playas situadas al sur del puerto de Valencia, el Saler, la Creu y en especial, la playa de la Garrofera.

De nuevo en este caso puede reconocerse el patrón de sucesos que hemos señalado antes: ampliación del puerto de Valencia, con creación de nuevos diques de abrigo (2008-2012), modificación de la desembocadura del río Turia, retroceso de las playas situadas al sur del puerto de Valencia.

Imagen 1(click sobre la imagen para aumentar). Sobre una imagen satelital de abril de 2020, se superpone una línea amarilla indicadora de la línea de costa en 1984, obtenida a partir de una imagen Landsat 5 de 26 de junio de 1984.

La principal causa de la erosión y retroceso que vienen sufriendo estas playas es el efecto de "sombra" y "difracción" producido por las obras de abrigo del puerto de Valencia, que interrumpe el "viaje" de los sedimentos destinados a la reposición de las playas. La parte norte del puerto funciona como una trampa de sedimentos, interrumpiendo el desplazamiento de los mismos, interrumpiendo su zig-zag hacia el sur.

En consecuencia, la pérdida de anchura en la playa del Saler es de más de 80 metros en algunas zonas, (tomando como referencia la línea de costa en 1984).

Imagen 2 (click sobre la imagen para aumentar). Playa del Saler; la línea amarilla indica la línea de costa en junio de 1984.


Imagen 3. Playa de la Garrofera.

Lo mismo ocurre en la playa de la Garrofera, con retrocesos por encima de los 50 metros.

También en la playa de L`Arbre del Gos (69 m) y en la playa de la Creu (42 m).

Así mismo, el estrechamiento de la restinga que cierra la Albufera amenaza también los ecosistemas protegidos de esta zona ( el oleaje daña ya las dunas protegidas).

El pasado 7 de febrero, la Autoridad Portuaria de Valencia anunció la restauración del sistema dunar de la playa de La Creu (El Saler) para favorecer la regeneración natural del entorno, abarcando unos 800 metros de costa.

Sin embargo, el proyecto no es nuevo, se redactó en 2015 y se modificó ligeramente en 2017. Es ahora, en 2021 cuando anuncian el inicio de su ejecución. Este plan de actuación ha recibido ya diversas críticas y alegaciones( por considerarse insuficiente) destacando las presentadas por técnicos del Ayuntamiento de Valencia quienes reclaman un plan integral (?) que garantice playas con un mínimo de 45 m de anchura y alineaciones dunares con pendientes suaves y tendidas ..." ya que solo así se podrá garantizar la estabilidad de las playas y la durabilidad de los cordones dunares" ...

Todo esto ocurre simultáneamente a las discusiones sobre el proyecto de nueva ampliación del puerto de Valencia, que conllevaría (entre otras novedades) la ampliación del dique de abrigo en 500 m.

Algo similar encontramos más al norte, en el delta del Llobregat; al mismo tiempo que desde Bruselas se apremia a España a cumplir los compromisos para frenar el deterioro del Delta del Llobregat (espacio protegido de la red Natura 2000 y Area importante para la protección de las Aves y la Biodiversidad, IBA), las instituciones (estatal y autonómica) anuncian su intención de ejecutar una nueva ampliación del aeropuerto del Prat.

Cuando el próximo invierno ( enero, febrero de 2022) nuevos temporales azoten la costa mediterránea, y , de nuevo, tras hacer la lista de daños, busquemos justificaciones y culpables, que no nos cuenten eso del Cambio Climático

 


jueves, 4 de marzo de 2021

 El delta del Llobregat: usar el cuerpo, perder el alma.

Iosu Marruedo. Biólogo

 

El pasado 18 de febrero la prensa española se hacía eco de la noticia según la cual Bruselas expedientaba a España por no proteger adecuadamente el delta del Llobregat.

En efecto, la Comisión Europea ha abierto un procedimiento de infracción contra España por no haber adoptado medidas suficientes para frenar el deterioro del Delta del Llobregat (espacio protegido de la red Natura 2000 y Area importante para la protección de las Aves y la Biodiversidad, IBA) provocado por "grandes proyectos de infraestructuras", como la expansión del aeropuerto de Barcelona o el puerto marítimo.

Con la apertura del expediente (18 de febrero), el Ejecutivo comunitario da dos meses a las autoridades españolas para "atajar las deficiencias" identificadas. De lo contrario, amenaza con lanzar un ultimátum o, en última instancia, elevar el asunto al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE).

En el comunicado, la Comisión Europea ha destacado que los "frágiles ecosistemas lénticos del Delta del Llobregat hospedan una excelente biodiversidad y juegan un papel crucial en las rutas migratorias de muchas especies europeas de aves, a pesar de encontrarse en una de las regiones más pobladas de la Península Ibérica".

Bruselas enfatiza que las conversaciones con las autoridades comunitarias para abordar el deterioro y "mitigar y compensar" el daño causado por los proyectos de infraestructuras se remontan a 2013, pero las medidas adoptadas no han tenido los efectos deseados.

"Los compromisos adquiridos por las autoridades, como la adopción y aplicación de un plan especial para la protección de las zonas naturales y el entorno del Delta del Llobregat y una extensión de la Zona de Especial Protección para proteger los territorios más adecuados para la conservación de las aves no han tenido un seguimiento adecuado", critica el Ejecutivo comunitario.

¿Qué es lo que le ocurre al Delta del Llobregat para que el Estado español sea merecedor de esta denuncia de la Comisión Europea? 

Para quienes deseen una información completa sobre la historia reciente del río Llobregat y su delta, pueden consultar aquí el extraordinario artículo de Juan P. Martin-Vide, Arnau Prats-Puntí y Carles Ferrer-Boix  (Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona) publicado en la revista ‘Natural Hazards and Earth System Sciences’  el 8 de diciembre de 2020.

Me atreveré a resumir las principales conclusiones que presentan en su artículo:

Según los autores, la línea costera más avanzada debió de alcanzarse en algún momento entre 1861 y 1907, época de máxima extensión del delta del río Llobregat. Desde entonces la tendencia es de retroceso continuo. ¿Cual es la causa de este cambio de tendencia en el comportamiento del río Llobregat?

En su opinión, la disminución de la producción de sedimentos gruesos es la principal causa del continuo retroceso del delta desde principios del siglo XX. Esta disminución en el aporte de sedimentos es atribuible:

a) en un 80% al final del período de hidrología anómala (durante el período 1830-1870, el llamado período de hidrología anómala, tuvieron lugar frecuentes e intensas inundaciones y se cree que esos pulsos de inundación originaron un avance del delta) y al gran número de presas construidas en esos años; desde final de siglo XIX, esas inundaciones fueron menos frecuentes y menos intensas, lo que originó menor aporte de sedimentos (6 eventos catastróficos en el siglo XIX frente a solo uno en el siglo XX). 

b) el 20% restante es atribuido a la invasión moderna de las grandes infraestructuras (desde 1970 hasta hoy) en combinación con la regulación del caudal por grandes presas (desde 1954 hasta la actualidad).

Para estos científicos, el futuro del delta del Llobregat es un desafío de resultado incierto, a causa de la nueva desmbocadura del río (2004, asociada a las obras del nuevo puerto de Barcelona), el agotamiento del aluvión del lecho, el efecto residual de las pequeñas presas (siglo XIX) y el efecto a largo plazo de las grandes presas modernas (s. XX), y no tanto en razón del Cambio Climático.   

Paradójicamente, las infraestructuras realizadas, especialmente los diques exteriores del puerto marítimo, parece que constituyen una protección frente a los temporales, disminuyendo la acción erosiva del mar, al menos en lo referente al litoral del cuerpo norte del delta.

Respecto al cuerpo occidental, con frente de playa, la construcción de la nueva desembocadura (2004) nos conduce hacia un futuro más incierto, ya que se ha observado que funciona como una "trampa de sedimentos" (debido a que su anchura es más del doble de la desembocadura originaria y tiene un fondo plano y de poco calado, produciéndose el frenado de la masa de agua en ese punto); los sedimentos no se adentran en el mar lo suficiente como para que el oleaje los redistribuya a lo largo del litoral y reconstruya la playa. 

Desde el punto de vista de una persona optimista, podría decirse que las grandes infraestructuras colocadas sobre el delta lo "consolidan", lo protegen y estabilizan frente al oleaje, pudiendo actuar como freno a la tendencia de retroceso observada durante el siglo XX.  Se garantizaría así la supervivencia del territorio.

Pero el problema es que se altera grave e irreversiblemente su función como Sistema Natural.

Y este es el aspecto en el que incide el expediente abierto por la Comisión Europea.

Porque la función que desempeña como Sistema Natural (ecosistema léntico) sí está gravemente comprometida en la actualidad, debido principalmente a las decisiones sobre el uso de su superficie.

El problema reside en todo lo que se ha colocado encima, sobre la superficie del delta: nucleos urbanos, vías de circulación (autovías construidas de través, como diques, sobre la llanura aluvial, líneas de ferrocarril ...) polígonos comerciales e industriales, parque agrario, y sobre todo, el aeropuerto del Prat y el puerto marítimo de Barcelona.

Lo entenderemos más fácilmente con las siguientes imágenes, comparando inicio y final del periodo 1984-2020.

Figura 1. Click sobre la imagen para agrandar.

Figura 1: Sobre la superficie sombreada del Delta del Llobregat, se señalan los principales cambios que han tenido lugar en el periodo 1984-2020, principalmente los referidos a las ampliaciones del aeropuerto del Prat (contorno rojo 1984, superficie verde 2020) y zona portuaria de Barcelona (contorno rojo 1984, superficie verde 2020) incluido el cambio del cauce en la desembocadura del río Llobregat (en rojo 2020, en azul 1984).

Las zonas en color violeta representan los espacios naturales del Delta del Llobregat en la actualidad (la Zona de Especial protección a la que se refiere la Comisión Europea), apenas el 10% de la superficie total del Delta.

 Figura 2.

Figura 2. Se representan (sombreado verde) los nucleos urbanos y poligonos industriales de los municipios que se asientan sobre el Delta (excepto Barcelona, en cuyo caso solo se marca el puerto). 

El puerto de Barcelona y el aeropuerto del Prat (2020) se indican con sombreado rojo. La superficie sin señalizar (vista en color natural) contenida en el Delta, corresponde al parque agrario del Delta del Llobregat, aproximadamente 30% de la superficie total de la llanura aluvial. 

Figura 3.

Figura 3. Detalle de la ampliación del aeropuerto El Prat. La línea blanca delimita la superficie del aeropuerto en 1984. La superficie en rojo corresponde al aeropuerto El Prat en la actualidad, rodeado por los espacios naturales del Delta (color violeta), los terrenos dedicados a huertas y cultivos del parque agrario (vista en color natural) y los nucleos urbanos (en color verde) del Prat de Llobregat, Viladecans, Gavá ... 

Figura 4. Click sobre la imagen para agrandar.

Figura 4. Detalle de la ampliación del puerto marítimo de Barcelona. La zona sombreada en rojo corresponde a 2020 y la zona de perímetro blanco a 1984. La línea de trazo azul sobre la zona portuaria corresponde al cauce antiguo de la desembocadura del río Llobregat, modificado al ampliar el puerto marítimo. La nueva desembocadura (2004) es un canal muy ancho , más del doble que el original (105 m tierra adentro , ensanchándose hasta 215 m en su final). El fondo es plano, excavado a -2m. Estas dimensiones lo hacen propenso a la sedimentación y reducen la capacidad de transporte de sedimentos en 1 orden de magnitud.

El expediente de la Comisión Europea  incide directamente sobre las responsabilidades de la Generalitat de Catalunya (que tiene las competencias en materia de urbanismo, medio natural, Evaluación de Impacto Ambiental y cumplimiento de las Declaraciones de Impacto Ambiental, declaración y gestión de las áreas protegidas, y conservación y protección de los hábitats y las especies) y las del Estado, que llevó a cabo grandes obras públicas (desvío de la desembocadura del río Llobregat y ampliación del aeropuerto ​del Prat) sin respetar las medidas de compensación de la declaración de impacto ambiental, que ya de por sí eran muy insuficientes.

Sí, es cierto que se han venido adoptando algunas medidas con el objetivo de ampliar la protección del Delta, como por ejemplo la decisión (diciembre 2015) de la Comisión de Política Territorial y Urbanismo de Catalunya (CPTUC) de desclasificar 120 hectáreas que estaban consideradas como urbanizables en los municipios de Sant Boi, Gavá y Viladecans y que desde esa fecha solo podrán tener uso agrícola o de ocio, suponiendo un aumento del 40% del terreno destinado a esos fines. 

Se pretendía así bloquear las expectativas de crecimiento urbanístico que presiona el Delta, si bien a tenor del expediente de Bruselas, todas estas medidas se perciben como insuficientes para alcanzar los objetivos comprometidos, pues .."ni se han protegido adecuadamente ni se ha extendido la Zona de Protección especial"...

Figura 5.

Figura 5. La zona sombreada señala la superficie del delta y litoral en 1984. La línea amarilla corresponde al litoral en 2020. Se aprecia claramente el cambio de cauce del río Llobregat en su último tramo antes de desembocar en el Mediterráneo (azul 1984, rojo 2020) y la ganacia de superficie al adentrar en el mar el frente del puerto, haciendo avanzar la línea de costa; pero claro, esto no tiene nada que ver con la protección y extensión de los espacios naturales protegidos.  

En las imágenes anteriores se puede reconocer un ecosistema asediado por nucleos urbanos, grandes infraestructuras y un parque agrario (agrobiosistemas, un sistema artificial) que ocupa el 30% de la superficie total. A este respecto, conviene no olvidar también la llamada de atención (desde la Comisión Europea, ver aquí) para que el Gobierno cumpla con las normativas sobre calidad del agua (plazo de tres meses) y adopte medidas para resolver el exceso de nitratos contaminantes en determinadas masas de agua.

Aviones que despegan y aterrizan, campos de cultivo que aportan exceso de nitratos a las aguas, importante puerto marítimo, nucleos urbanos, urbanizaciones residenciales y hoteles ... y en medio de todo esto (tan solo ocupando el 10% de la superficie total de la llanura aluvial) unas lagunas y humedales punto de descanso en la ruta migratoria de numerosas especies de aves.

Dos meses pasan pronto; no creo que en ese plazo, ni la Generalitat ni el Gobierno de España realicen ninguna maniobra dirigida a extender (a costa de reducir ¿qué?) y mejorar los espacios naturales del Delta del Llobregat.

Cuando todo apuntaba hacia que el asunto acabará en sanción, con una multa que será pagada con fondos públicos, el pasado 1 de marzo, el Conseller de Territorio y Sostenibilidad del Govern de Catalunya, en rueda de prensa, afirmó que es el Gobierno central quien tiene que asumir la mayor responsabilidad por no haber cumplido con las medidas ambientales compensatorias derivadas de la ampliación del aeropuerto y puerto marítimo.

"Exigiremos al Estado el cumplimiento y el incremento de las medidas ambientales compensatorias establecidas en su día ante la ampliación del puerto y del aeropuerto, que se han mostrado insuficientes, y también su ampliación", ha afirmado el conseller Calvet.

Ya hemos entrado de pleno en la fase de transferencia de culpas y responsabilidades, entre Generalitat y Gobierno central.

En cuanto al papel de la Generalitat, ha señalado: "nos corresponde la ampliación de la Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), de las reservas naturales y tramitar el Plan de protección del medio natural y del paisaje de los espacios naturales protegidos del Delta del Llobregat".

En esa misma rueda de prensa anuncia la inversión de 74 millones de euros (periodo 2022-2027), para mejorar el estado ambiental del delta y su parque agrario. El grueso de la inversión se destinará al incremento de la producción de agua regenerada a través de las mejoras en las depuradoras de Gavá y Prat de Llobregat. 

La rehabilitaciónde zonas humedas y la extensión de los espacios naturales siguen apareciendo como objetivos poco precisos, difusos, en contraste con la claridad con la que se definen los cambios que atañen al parque agrario ( no hay que confundir los espacios naturales con los destinados a parque agrario, que constituyen un sistema artificial). 

Todavía no conozco la reacción del Gobierno central, pero cabe esperar que sea semejante a la de la Generalitat: pasar la responsabilidad a otro, anunciar un plan de inversiones a futuro, utilizar la expresión "ampliación de la Zona de Especial Protección", pero solo con intención declarativa, sin un plan concreto de respaldo y ... ver si hay suerte en Bruselas y se consigue una moratoria en el requerimiento de la Comisión europea.

¿Aceptará Bruselas estos planteamientos?.

domingo, 14 de febrero de 2021

 El Delta del Ebro: 36 años de cambio resumido en imágenes.

Iosu Marruedo. Biólogo

No es fácil comprender y valorar los cambios producidos en los Sistemas Naturales cuando estos cambios son lentos. Aunque se produzcan ante nuestros ojos, tan solo cuando establecemos una comparación y medida directa entre el "antes" y el "después" podemos darnos cuenta de su magnitud y sentido.

Esto es lo que veremos a continuación.

Tomando como puntos de partida y llegada una imagen satelital del 25 de mayo de 1984 y otra del 15 de julio de 2020 (Figura 1), hemos dividido el conjunto del Delta en 10 subconjuntos intentando respetar las unidades morfológicas en unos casos, y guiándonos por criterios funcionales en otros. 

Figura 1 . Clic sobre la imagen para aumentar

 Landsat5. falso color. 25 mayo 1984.    Landsat8. falso color. 15 julio 2020.

Utilizando la herramienta QGIS, se han trazado los polígonos correspondientes al perímetro de cada subconjunto, representando en color verde el punto de inicio (mayo de 1984) y en color rojo la imagen final de julio de 2020. (Figura2).

Por lo tanto, al superponerlas, las zonas el color rojo que rebasa al verde indica "nueva superficie" ganada en 2020 respecto a 1984 y el color verde vivo (sin rojo debajo) indica "superficie perdida" en 2020 respecto a la existente en 1984. La superficie coincidente (sin alteración en el periodo 1984-2020)  se representa en color verde apagado (resultado de superponer verde sobre rojo).

 A la derecha de la imagen el punto amarillo nos señala la localización del Faro de Buda en 1918 (debemos recordar que entonces estaba en tierra firme). 

Figura 2

La siguiente imagen (Figura 3) nos muestra el mismo código de color, pero presentando en este caso el extremo sur del Delta: zonas rojas expresan acreción y ganancia de superficie, y zonas verde vivo expresan erosión y pérdida de superficie. El color verde apagado representa superficie coincidente, sin cambios. 

Destaca el incremento de superficie del brazo de El Fangar, acercándose a la línea del litoral.

Figura 3. Clic sobre la imagen para aumentar

Es especialmente relevante el estado de fragilidad de la Barra del Trabucador; a lo largo de estos 36 últimos años no solo ha sufrido diversas roturas acompañadas de pérdida de sedimentos y superficie sino que además va siendo "empujada" hacia el interior de la bahía. Debido a su estructura estrecha y alargada, es mayor la amenaza por fracturas (acción del mar) que por erosión, aunque es inevitable que  ambos procesos actúen simultaneamente.

Vemos también que el extremo occidental del brazo de La Banya va creciendo en dirección a la línea de costa. ¿Llegará a cerrarse el acceso a la bahía de los Alfaques?

En este mapa temático (Figuras 4 y 5) vemos representado por diferentes colores la variación relativa %  de de superficie ganada o perdida en cada zona, en el periodo 1984-2020.

Figura 4. Clic sobre la imagen para aumentar 


Figura 5. Clic sobre la imagen para aumentar


Se definen las zonas de mayor riesgo de erosión en colores rojo, naranja y amarillo según su intensidad.

En el caso de la isla de S. Antoni, el subconjunto deltaico más amenazado por la erosión, la disminución de superficie respecto a 1984 es del 69%, con una pérdida anual de 24127 m2, lo que considerando su superficie actual augura su desaparición en un periodo aproximado de 16 años.

Lo grave de esta amenaza reside en el comportamiento del resto de subconjuntos, similar a una sucesión de fichas de dominó; la caida del primero acelerará la del segundo ... y así sucesivamente.  

Para la isla de Buda, el segundo subconjunto más amenazado, la reducción de superficie es del 16 %, con pérdidas anuales de 49158 m2. Si divido su superficie actual entre la ratio de pérdida anual de estos últimos 36 años, obtengo una esperanza de vida para la isla de Buda de 185 años. Pero esto es completamente engañoso. Si desaparece S. Antoni en 16 años, y teniendo en cuenta que la isla de Buda está ocupada en su mayor parte por una laguna interior, la esperanza de vida "real" puede quedar reducida a un tercio de ese valor ( 62 años) o menos.

Todo dependerá del dinero y recursos que se inviertan en reparar las roturas y reforzar la playa oriental de la isla de Buda.

El mar, una vez más, tendrá la última palabra.

El brazo del Fangar en el norte, es el subconjunto que más crece, con incremento de superficie del 12% respecto a 1984.

Es preciso hacer notar la importancia de la continua remodelación del "rostro" del Delta del Ebro. Además de subconjuntos que varían su superficie por acreción-erosión, observamos también subconjuntos que se desplazan, en una continúa ( y rápida) redefinición de la línea litoral. (Figura 6).

Figura 6. Linea verde 1984Línea roja 2020.

Clic sobre la imagen para aumentar

A destacar:

a) el retroceso ( y pérdida de sedimentos) de la Barra del Trabucador, penetrando en la bahía de los Alfaques,

b) el acercamiento a la línea de costa continental del extremo occidental del Fangar y, fenómeno similar en el sur, con el extremo occidental de La Banya,

c) el retroceso de la playa de la Marquesa .... 

Admitiendo que realizar todos estos mapas, polígonos, cálculos y especulaciones pueda resultar entretenido para algunos, no dejo de pensar que el objeto de todo este trabajo pronto constituirá un recuerdo, la descripción y retrato de algo que existió pero que ya ha desaparecido. En ese momento,  deja de ser un entretenimiento, dando paso a un incontrolable sentimiento de tristeza.

 

Otras publicaciones sobre el Delta del Ebro en este Blog:

El Delta del Ebro, afectado por la Covid-19. (28 julio 2020 ).

El Delta del Ebro: ya no sostenible, dificilmente soportable. (8 febrero 2020).

El Delta del Ebro: evaluación de junio de 2018. (30 junio 2018).

La supervivencia del Delta del Ebro: buenas y malas noticias. (1 julio 2017).

El Delta del Ebro: efectos del temporal de enero de 2017. (11 marzo 2017).

El faro de Buda, testigo mudo de la transformación del Delta del Ebro. (2 enero 2017).

 

martes, 28 de julio de 2020

El Delta del Ebro afectado también por la Covid-19
Iosu Marruedo. Biólogo

El impacto social y económico causado por la pandemia Covid-19 ha provocado que numerosos otros asuntos, considerados en su día (no hace mucho) importantes, hayan quedado relegados a una segunda o tercera línea de protagonismo, o incluso, hayan desaparecido completamente de la atención pública.

Uno de estos asuntos es el referente a los cuantiosos daños originados por la tormenta Gloria, que afectó gravemente a numerosas zonas del litoral mediterraneo y especialmente al Delta del Ebro.
La tormenta Gloria impactó contra el litoral mediterraneo los días 21 a 23 de enero (hace tan solo cinco meses); durante los siguientes días las imágenes de los daños causados ocuparon la primera línea de actualidad en todos los telediarios.

El desastre era importante: paseos marítimos destrozados, daños en sistemas dunares, urbanizaciones de primera línea inundadas, daños en rompeolas ..... y el Delta del Ebro invadido por el mar en un 50% de su extensión, con rotura de la barra del Trabucador, rotura del perímetro de la isla de Buda, superación de las barrera de la playa de la Marquesa con invasión del mar, 6 km de playas dañadas, 3000 hectáreas de arrozal inundadas y sus canales de riego anegados por la arena, 35 bateas mejilloneras destruidas y 4 millones de kilos de mejillón perdidos ....

A final de enero y comienzo de febrero había un clamor generalizado en los medios de comunicación abogando por una rápida intervención destinada a reparar el perímetro dañado del Delta, evitando males mayores ante las probables tormentas en primavera. Ese clamor precipitó el consenso y el compromiso de inversiones (presuntamente) inmediatas.
En febrero, la Dirección General de la Costa y del Mar del Ministerio para la Transición Ecológica destinó 3,5  millones de euros para actuaciones de emergencia destinadas a reparar los daños causados por el temporal, contratando con cinco empresas adjudicatarias los trabajos de reparación que debería empezar en el plazo más breve posible.
Apenas iniciados las reparaciones, éstas se detuvieron el 16 de marzo a causa del estado de alarma decretado para luchar contra la Covid-19.

Tan solo había dado tiempo a construir un dique arenoso en la costa norte del Delta. Con una altura media de 2-3 metros y una anchura de duna entre 3-4 metros, este dique se extiende desde la punta del Fangar hasta la playa de Riumar, recorriendo la playa de la Marquesa.

Dique reparado en la playa de la Marquesa (ACN).

Se movilizaron unos 50.000 metros cúbicos de arena, procedentes en su mayor parte de los mismos campos de arroz próximos al mar, donde quedó depositada por la acción de Gloria.
Justo a tiempo, pues aunque haya sido el único trabajo realizado antes de la interrupción por el estado de alarma, ha sido suficiente para frenar los dos temporales importantes (aunque no como Gloria) del mes de marzo.
Y después vino el confinamiento y todo se detiene.

 Barra del Trabucador en mayo de 2020 (INFOSA).

El 4 de mayo se reanudan los trabajos interrumpidos por el estado de alarma, anunciándose su finalización en el plazo de dos meses.
Se comienza a reparar la barra del Trabucador, estrecho barzo de tierra de 4 km que casi ha desaparecido bajo el mar y que ahora se pretende reconstruir hasta dotarlo de una anchura de 50 m; se trabaja también en el perímetro de la isla de Buda, intentando cerrar la brecha abierta por el mar.
El 5 de junio, la barra del Trabucador se vuelve a romper a causa de un episodio de fuerte oleaje (habitual en primavera).

En esta secuencia de seis imágenes podemos apreciar el grado de deterioro de la barra del Trabucador y del extremo oriental del Delta y su estado el 15 de julio, después de las reparaciones de emergencia realizadas.

Figura 1: Imagen procedente de Landsat 8, de 5 de enero de 2020, antes de la tormenta Gloria. La barra del Trabucador está intacta, mostrándose como un estrecho brazo de color rosa que conecta con la península del Fangar. La fina línea amarilla representa el contorno del Delta en mayo de 1984, poniendo en evidencia las zonas de erosión-retroceso y las de acreción.



Figura 2: Imagen procedente de Landsat 8, de 6 de febrero de 2020, 12 días después del paso de la tormenta Gloria. Los daños en la barra del Trabucador son evidentes.



Figura 3: Imagen procedente de Landsat 8, de 15 de julio de 2020, después de realizarse las reparaciones de emergencia. La barra del Trabucador no ha recuperado el estado del 5 de enero; el deterioro es visible si la comparamos con la imagen de 5 de enero,; la garantía de resistir ante nuevos asaltos del mar es muy débil, salvo que se realice una intervención de mayor envergadura.

Si observamos los cambios habidos en esas tres mismas fechas en el extremo oriental del Delta (isla de Buda) el panorama es también preocupante:

Figura 4: Imagen de Landsat 8, de 5 de enero de 2020, antes de la tormenta Gloria. La línea amarilla representa el contorno del Delta en mayo de 1984, permitiendo observar las zonas de retroceso y las zonas de acreción.


Figura 5: Imagen de Landsat 8, de 6 de febrero de 2020, 12 días después de la tormenta Gloria.


Figura 6: Imagen de Landsat 8, de 15 de julio de 2020, tras dos meses de trabajos de reparación.

El domingo 7 de junio, el President QuimTorra reclama (en la reunión de presidentes de las Comunidades Autónomas) que el Estado ponga en marcha el Plan Delta Ebro, para evitar que nuevos temporales causen más daños en las infraestructuras, impulsando acciones que aseguren la supervivencia del paraje natural y de su entorno.
Y es evidente que el Delta del Ebro necesita un Plan. ¿Qué es el Plan Delta Ebro?

Es un proyecto (un anhelo) de intervención sostenida (en el tiempo) sobre el conjunto sedimentario del Delta del Ebro, que comienza a gestarse hace dos años, cuando los siete municipios del Delta del Ebro y las dos comunidades de regantes se organizaron en la Taula de Consens pel Delta, con el objetivo de impulsar iniciativas que aseguren su supervivencia.

Tras dos años de debates y discusiones, de contrastes entre soluciones "duras" (con más intervención de obra de ingeniería)  y "blandas" (renaturalización del litoral), el Plan  de la Taula de Consens alcanzó pronto varios puntos de consenso:
1.- Se debe mantener la fisonomía actual del territorio como principal objetivo,
2.- Se debe actuar en el sentido de incrementar la aportación de sedimentos al Delta, y
3.- Se debe conjugar la acción a corto (respuestas de emergencia)  y largo plazo .

Además, se barajaron diferentes alternativas de solución, planteadas como "directrices"; entre éstas, se  contempla:

a) la instalación de diques hinchables sumergibles, invisibles desde el litoral (para disminuir el impacto paisajístico), que se activarían desde tierra en caso de temporal. Como alternativa a esta solución de barreras físicas, algunos propones la creación de escolleras o diques, en los puntos de mayor fragilidad.

b) también prevé renaturalizar las playas (idea promovida por el biólogo Carles Ibañez, entre otros) para aumentar su anchura y mejorar su resistencia a los temporales. Se aconseja para ello la compra de los actuales arrozales contiguos a la playa de la Marquesa, con el fin de retornarlos a su estado de barrera natural frente al mar.

c) El profesor Luis Berga defiende la creación de barreras perimetrales, a modo de muralla, aprovechando los caminos existentes que serían recrecidos y compactados. Esta propuesta se orienta a la defensa de las bahías (el Fangar y los Alfaques), pero no servíría para la isla de Buda y Delta oriental.

d) El gran problema es la recuperación del aporte sedimentario. Sin recuperar capacidad de aporte sedimentario no hay posibilidad de salvar el Delta.
De las 20 millones de toneladas de sedimento que llegaban anualmente al Delta antes de iniciarse la construcción de los embalses (hoy, unos 180 embalses construidos), en la actualidad tan solo llegan unas 50.000.
Algunos proponen la solución de rescatar y transportar los sedimentos acumulados en la cola de los embalses y depositarlos en las zonas costeras. Pero muchas de estas "colas de embalse" están catalogadas ahora como espacios protegidos. No está claro como serían transportados, ni es seguro que el río tenga ahora fuerza suficiente para arrastrarlos, ya que cada pared de cada embalse actúa frenando el impulso de la masa de agua, resta energía cinética y capacidad de transporte.
Como puede verse, esta idea exige estudios y evaluaciones ambientales complejas, comportando largos plazos de ejecución y elevados costes.

Además, los sedimentos del embalse de Flix tienen todavía hoy un alto grado de contaminación (organoclorados, mercurio y otros metales pesados, aunque en fase de descontaminación desde 2012), que hace poco deseable su presencia en el Delta.
El transporte de sedimentos desde alguna otra región exterior de la cuenca hidrográfica del Ebro aumentaría todavía más el coste económico. Por el momento, no se tiene solución técnica a este problema.

Se trata, ahora, de que este Plan sea adoptado por las diferentes administraciones (Generalitat y Administración del Estado), madurado y consensuado en las acciones necesarias a realizar,  dotándolo del correspondiente calendario y financiación.

Se estima una inversión anual de varias decenas de millones de euros, sin límite temporal.
Frente a esto, los 3,5 millones de euros destinados en febrero para reparaciones de emergencia, son solo eso, una respuesta de urgencia que será inútil, dinero desperdiciado,  si no va seguida de una actuación integral y sostenida en el tiempo.

Y aquí llega la Covid-19, causando además de una grave emergencia sanitaria una profunda crisis económica que probablemente mermará la financiación y retrasará la puesta en marcha del Plan Delta Ebro (también llamado por algunos Plan Delta 2100).

 ¿Cuanto habrá que esperar para la puesta en marcha de este Plan Delta Ebro?

Lo que si sabemos es que las tormentas que con seguridad llegarán el próximo otoño e invierno no van a esperar.
Quizás haya que ir poniendo altavoces en la isla de Buda, orientados hacia el mar, y diariamente, a las 20:00, hacer sonar el "Resistiré".
Ya sé que no servirá de nada frente a los próximos asaltos del Mediterráneo, pero al menos, es barato y emociona.


Dos anécdotas:
1. Cifra record de nacimientos en la colonia de flamencos en el Delta (bahía de les Alfacs) , con 2201 crías, el mayor número observado desde que esta especie empezó a criar en la zona en 1992.
2. Para la nostalgia:
Podemos observar superpuestos en la siguiente imagen tres momentos del estado de la desembocadura del Delta:
a) 1918, momento de máxima expansión del Delta del Ebro (línea de color rojo),
b) mayo de 1984 (línea de color amarillo) y
c) julio de 2020 (imagen en falso color de Landsat 8).
El punto destellante amarillo señala la posición del Faro de Buda, construido en 1864 y derribado por los temporales en 1961.
En la actualidad, los restos del faro de Buda se encuentran sumergidos a unos 20 m de profundidad y 2172 m de distancia de la costa más próxima.


Desde su máximo esplendor (año 1918; en la foto siguiente, se observa el faro en tierra firme y grupos de personas que llegaban hasta la zona caminando) hasta su derribo por el mar (año 1961) encontramos la historia de la construcción de embalses y regadíos en la cuenca hidrográfica del Ebro y la crisis de aporte de sedimentos asociada.

En este video del NO-DO de julio de 1969, vemos un curioso reportaje que narra la eliminación de los últimos vestigios de los pilares de la base del faro de Buda; aunque apenas sobresalían de la superficie,  constituían un molesto problema para los pescadores, solucionado con una "alegre voladura" y adiós al problema. Otros tiempos, otras sensibilidades.



Otros artículos publicados en este blog, referidos al Delta del Ebro:

El Delta del Ebro: evaluación de junio de 2018. (30 junio 2018).
La supervivencia del Delta del Ebro: buenas y malas noticias. (1 julio 2017).
El Delta del Ebro: efectos del temporal de enero de 2017. (11 marzo 2017).
El faro de Buda, testigo mudo de la transformación del Delta del Ebro. (2 enero 2017).

jueves, 21 de mayo de 2020

¿Por qué sigue aumentando el CO2 atmosférico durante la Covid-19?.Respuestas.
Iosu Marruedo. Biólogo


Me preguntaba en entradas anteriores por la razón capaz de explicar el continuo aumento de la concentración atmosférica de CO2 durante la pandemia Covid-19.
El máximo anual suele alcanzarse hacia mediados de mayo. Según el registro del observatorio de Mauna Loa, el máximo de 2019 se alcanzó el 16 de mayo (415.64 ppm) y el de 2020 corresponde al 17 de mayo (417.23 ppm).

Reduciendo drásticamente la actividad económica y arrastrando a numerosos países a la adopción de medidas de confinamiento, el SARS-Cov-2 ha provocado un descenso mundial del 9% en las emisiones de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles, durante el periodo comprendido entre el 1 de enero y el  30 de abril, en relación al mismo periodo de 2019. En Europa, durante la pandemia, las emisiones de CO2 han descendido hasta alcanzar el nivel de 1958.

Inagen 1: Cambios en la emisiones diarias de CO2 procedente de combustibles fósiles.
 Fuente: Le Quéré et al. Nature Climate Change (2020). Global Carbon Project.

Como ya comentamos anteriormente, el efecto de las medidas de confinamiento sobre los contaminantes atmosféricos ( NOx, SO2, aerosoles ....) ha sido casi inmediato, observándose un notable descenso en las concentraciones atmosféricas de todos ellos a partir de la segunda semana desde la adopción de esas medidas.
Estas substancias se han comportado con una lógica casi infantil: han disminuido las emisiones y consecuentemente , a los pocos días, ha disminuido su concentración en la atmósfera.

Sin embargo, no ha ocurrido así con el CO2 .

Y esta observación despertó mi curiosidad,  preguntándome por las razones de este hecho.
¿Por qué no se observa una disminución en la concentración de CO2, habiendo disminuido las emisiones de origen antrópico? ¿Por qué no ha ocurrido como con los óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre ...?
Tengo la costumbre de visitar foros dedicados a las Ciencias del Clima, tanto de signo escéptico como de signo ortodoxo (es decir, los que aceptan como ciertos los postulados de la Teoría del Cambio Climático promovida por el IPCC).
Después de varias semanas de búsqueda de respuestas tengo una constatación para compartir con vosotros y dos interpretaciones que intentan responder al interrogante planteado.

La constatación:
Durante los meses de marzo, abril y lo que llevamos de mayo se han publicado numerosas reseñas con datos referentes a la disminución de la contaminación del aire (especialmente en grandes ciudades y zonas industriales). También se han publicado datos referentes a la disminución de las emisiones de CO2 a causa de la pandemia.
Pero existe un gran silencio informativo a la hora de dar cuenta del  persistente aumento de la concentración de CO2.
Son muy escasos (o al menos, yo no he sido capaz de encontrarlos) los artículos publicados que ponen de manifiesto el aparentemente contraituitivo fenómeno de disminución rápida de emisiones de CO2 y aumento continuado de su concentración en la atmósfera. Da la impresión de que esta noticia se evita.

Las respuestas:
a) Roy Spencer: Es profesor y científico investigador principal en la Universidad de Alabama (Huntsville, EEUU), así como Jefe del Equipo científico de EEUU para el Radiómetro de escaneo del satélite Aqua.
Se le considera científico escéptico respecto a la Teoría  del Cambio Climático, no porque niegue la evidencia del aumento de Temperatura Global, sino porque discrepa en las causas y magnitud del  Calentamiento.
Según afirma Roy Spencer, los cambios en la concentración atmosférica de CO2 se producen cuando hay un desequilibrio entre las fuentes de emisión y los sumideros de CO2. Afirma también que las áreas terrestres y oceánicas globales emiten unas 30 veces más CO2 a la atmósfera que el procedente de la quema de combustibles fósiles por los humanos. También, la vegetación y los océanos absorben aproximadamente una cantidad igual de CO2.
El aumento de CO2 observado desde 1958 en Mauna Loa probablemente esté ligado a las emisiones antropogénicas de CO2. La cuestión es que dadas las grandes variaciones mensuales en las fuentes y sumideros naturales de CO2 sería difícil ver una disminución en la fuente antropogénica de CO2 a menos que fuera muy grande (por ej, más del 50%).
La EIA (Administración de Información de Energia, EEUU) estima en un 11% la reducción de emisiones en 2020, a causa de la pandemia.
Esto es simplemente una reducción demasiado pequeña para resultar visible en un contexto de gran variabilidad mensual en el registro de emisiones de CO2.
La importancia del CO2 de origen antropogénico es muy pequeña en comparación con el CO2 procedente de fuentes naturales; por eso,  al reducirse las emisiones antropogénicas, el efecto pasa desapercibido, oculto entre la variabilidad de las emisiones naturales.
Utilizando un modelo de simulación creado por él (Roy Spencer), afirma que al menos la reducción de emisiones procedentes de la actividad humana  tendría que ser del 43% para que pudiera verse su "señal" en los registros de Mauna Loa (suponiendo que las fuentes naturales no fluctúen).
Roy Spencer añade que esta reducción del uso de combustibles fósiles del 43 % (o superior) estabilizaría la concentración atmosférica de CO2, detendría su aumento, quizás ocasionaría también algún cambio en el Clima, pero siempre a costa de enormes sacrificios para la Humanidad mientras no dispongamos de fuentes de energia alternativas suficientes para sustituir a los combustibles fósiles.
Para Roy Spencer, las oscilaciones "El Niño"y "La Niña" en el océano Pacífico y la variación de los patrones globales de nubosidad tienen una responsabilidad mucho mayor que el CO2 antrópico en la evolución del Sistema Clima.
                                    
Roy Spencer ve así el Ciclo del Carbono en la Naturaleza:

Los números expresan Gigatoneladas de Carbono (1 Gtn=Mil millones de toneladas) entrantes o salientes de la atmósfera por año. Los flujos con valor numérico en amarillo corresponden a fuentes y sumideros naturales; los números en rojo corresponden a fuentes antrópicas.

Añado una reflexión: 
Ahora, todos tenemos ya una percepción (subjetiva pero directa) de los cambios en nuestro modo de vida anterior ocasionados por la Covid-19. Y esto, ha sido con una reducción del 9-11% de las emisiones de CO2.
¿Te imaginas como debería ser nuestro nuevo modo de vida, en un escenario de reducción del 43%, ? (mientras no dispongamos de fuentes de energía, en cantidad y precio, sustitutivas de los combustibles fósiles). 


b) PNUMA:
El PNUMA es el Programa de las Naciones Unidas para el MedioAmbiente.
Sus informes se encuadran en el sector ortodoxo, respecto a la Teoría del Cambio Climático.
Los últimos informes del PNUMA  (abril 2020) sí ponen de manifiesto que los niveles de CO2 siguen aumentando en la atmósfera.
Advierte de la falsa sensación de optimismo de quienes esperaban que la Covid-19 redujera la concentración de CO2.
Argumenta que la reducción de emisiones de gases invernadero ( aunque no hace diferencia entre contaminantes y CO2) es un "espejismo" ya que ..."emitimos menos gases en el transporte y la industria, pero seguimos arrojando demasiados gases al quemar combustibles fósiles para producir electricidad. Y, por otra parte, los incendios forestales están emitiendo grandes cantidades de CO2 adicional" ....
Es decir, para el PNUMA, la reducción de emisiones debida a la Covid-19 ha sido muy pequeña; si bien el tráfico de vehículos y aviones, así como la actividad industrial se han reducido drásticamente en la mayoría de los países del mundo desde enero de 2020, se ha mantenido la producción de electricidad (64% media global procedente de combustibles fósiles), calefacciones de los hogares ...
No ha habido transformaciones trascendentales en el uso de la energía ni en el modelo energético durante este periodo.
Y los numerosos incendios activos de finales de 2019 y comienzo de 2020 añaden el CO2 complementario, justificando de esta manera el aumento de concentración de CO2.


A través de los enlaces que puedes ver a continuación puedes acceder a tres fuentes de datos, muy vistosas; dos sobre incendios activos en el mundo (actualizado cada tres horas) y la tercera sobre evolución de la cubierta arbórea en el mundo.
Active Fires (no visible en smartphone).
Global Forest Watch Fires, accceso al Sistema de Información de Incendios para la Gestión de Recursos  (FIRMS) de la NASA, que distribuye datos de incendios activos en tiempo casi real (dentro de las tres horas posteriores a la observación del fuego), a partir de la información recogida por los instrumentos MODIS y VIIRS (observación satelital).
Global Forest  Watch, con información sobre la evolución temporal de la cobertura arbórea, uso del suelo ...

El PNUMA no cree que haya que revisar o poner en cuestión ninguno de los postulados de la Teoría del Cambio Climático.
En su opinión, la reducción de emisiones de CO2 causada por la Covid-19, en realidad  ha sido muy pequeña y ha quedado enmascarada y compensada por el gran número de incendios activos en el mundo y por el reforzamiento de la producción de energía eléctrica a partir de combustibles fósiles, si bien esto último es difícil de entender y queda en entredicho cuando consultamos la evolución de la demanda y consumo de petróleo y gas durante la pandemia (la OPEP estima una reducción de consumo de petróleo del 19% durante 2020) además de la evidencia de la disminución de emisiones de CO2, solo posible si "quemamos" menos carbono.

Pero sí veo aceptable y probable (a falta de actualizar y mejorar la calidad de la informacións) el recurso al argumento de los incendios.
Según datos del Global Fire Emissions Database (GFED) y de un estudio ( ver original aquí) realizado por investigadores de EEUU y Países Bajos, para el periodo 1997-2016 ..." las emisiones brutas de CO2 de los incendios equivalen al 25% de las emisiones globales anuales de los combustibles fósiles" ...

Y la segunda mitad de 2019  (y primeros meses de 2020 en algunos casos) ha sido extraordinaria en lo referente a incendios, estarímos por encima del 25% señalado en el estudio anterior..

En agosto de 2019 se inició una sucesión de inmensos incendios forestales en Australia que han arrasado más de 10 millones de hectáreas; el 17 de enero de 2020, fuertes tormentas sobre las zonas afectadas trajeron un ligero alivio al trabajo de los bomberos en la zona sur del país, aunque muchos incendios continuaban activos en otras regiones.
También en Brasil, en julio de 2019, la red de vigilancia del INPE (Brasil) alertó de un gran incremento en el número de incendios en el área amazónica.
En la imagen de la izquierda, el área en rojo indica el CO liberado por los incendios en Brasil entre el 8 y 22 de agosto.
También en Indonesia (hasta final de noviembre de 2019) y en bosques boreales del círculo polar ártico (intensísimos, entre junio.agosto 2019) , Chernóbil (marzo-abril 2020) ...

Teniendo en cuenta que las primeras medidas de confinamiento y parada de actividad se decretaron en Asia en enero de 2020, es muy probable que quizás habríamos observado en mayo un mayor aumento de la concentración de CO2 en la curva de Keeling si no hubiera existido el efecto Covid-19.

Sí, es posible, ya que los incendios actúan de dos maneras sobre el CO2: aumentan su entrada en la atmósfera, por la combustión de biomasa y reducen su salida, ya que durante el tiempo en el que el bosque tarda en recuperarse no hay actividad fotosíntetica, no se absorbe CO2.

Si esto fuera así, mi pregunta quedaría respondida:
..." el CO2 procedente de la intensa ola de incendios iniciada en junio de 2019 ha servido para compensar e incluso superar el efecto de reducción de emisiones causada por la pandemia, y por esta razón, el CO2 ha seguido aumentando durante la pandemia, tal y como observamos, aunque más lentamente" ...

¿Podría ser esta la respuesta correcta?
Comprobemos el ritmo de crecimiento de la concentración atmosférica de CO2 de un año a otro (comparando el máximo del mes de mayo de cada año).
Entre  1970 y 2000, la concentración de CO2 aumentaba anualmente en torno a 1.5 ppm; desde el año 2000 el aumento anual medio pasó a ser de 2.11 ppm. .
El aumento medio de los últimos 12 años es de 2.5 ppm/año.
Y en mayo de 2020 tenemos 1.59 ppm de incremento respecto a mayo de 2019.
Por lo tanto, vemos que el CO2 ha continuado aumentando, pero lo ha hecho a un ritmo menor que la media de los últimos 20 años, +1.59 ppm frente a +2.5 ppm de media.

Esto pone de manifiesto que ha debido existir un agente reductor, sin cuya participación, el 17 de mayo habríamos registrado una concentración de 418.12 ppm (o superior) en lugar de 417.23 ppm.

Pero también es necesario señalar que durante 2018 la concentración de CO2 sufrió un aumento extraordinario (+4.6 ppm entre mayo 2018 y mayo 2019) muy por encima de la media anual (recuerda, +2.5 ppm). Quizás este año excepcional, el 2018, desvirtúe el significado del incremento de 2019, haciendo que parezca que ha habido un frenazo en el aumento de CO2 más importante de lo que es en realidad.

Veamos toda la serie de los últimos años: Mayo 2016 (máximo 407.6 ppm). Mayo 2017 (máximo 409.65 ppm). Mayo 2018 (máximo 411.25 ppm). Mayo 2019 (máximo 415.64 ppm) . Mayo 2020 (máximo 417.23 ppm)

Calculamos el incremento de este último año (2019), restando valor máximo de mayo de 2020 del de  mayo de 2019: resultado, +1.5 ppm de aumento, muy por debajo de la media de los últimos 20 años.

¿Es el incremento de este año inferior a la media debido al efecto reductor de emisiones causado por la Covid-19? ¿O, habría que pensar que el efecto reductor de la Covid-19 es mucho menor, y que el "pequeño" aumento anual de 1.5 ppm es tan solo la consecuencia de tener que restar de un valor excepcionalmente alto, como lo ha sido el de mayo de 2019?

Si el año anterior (mayo 2019) el CO2 hubiera aumentado según el valor medio de los últimos 12 años, en mayo de 2020, el registro de 417.23 ppm equivaldría a un aumento anual de +3.48 ppm, un incremento anual muy superior a la media. Y, entonces, volveriamos a la casilla de salida, preguntándonos por qué hay tanto CO2 en la atmosfera si emitimos un 11% menos.

Teniendo en cuenta la serie histórica de máximos de mayo de los últimos años, creo que el incremento anual de +1.5 ppm sí es engañoso y, distorsionado por el valor de mayo de 2019,  oculta la acción de fuentes de CO2 extra (naturales) que. durante 2019-2020, junto con la acción de los incendios, han emitido enormes cantidades de CO2 a la atmósfera y que , en última instancia, son las responsables de que no registremos una reducción mayor (ni más rápida, tal y como ha ocurrido con los óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre ...)  en la concentración atmosférica de CO2.

Y en este punto, sería conveniente recuperar algún argumento procedente del campo de los escépticos.
Esa fuente extra, que añadiría más CO2 (además del procedente de los incendios) y que ocultaría la reducción causada por la pandemia podría ser el liberado (por desgasificación del océano caliente) en la región del Pacífico denominada Niño 3.4, donde se han registrado temperaturas relativamente cálidas, similares a las condiciones de "El Niño" (desde 2018).
Estas condiciones generalmente se asocian a patrones climáticos tropicales modificados que hacen que muchas regiones terrestres sean más secas y reducen el crecimiento vegetal y la absorción de CO2 asociada.
Este comportamiento del océano en la región Niño 3.4  ha desempeñado un papel importante (junto con otros patrones de variabilidad atmosférica, ej. la nubosidad) en las condiciones cálidas y secas de Australia, lo que ha contribuido a la gravedad de los incendios forestales arriba mencionados.

Mi conclusión:
Una vez más me encuentro ante el complejo entramado de interacciones entre agentes naturales (algunos con protagonismo difícil de cuantificar, no bien conocido todavía) y la acción humana, en un escenario de Naturaleza no amistosa (el virus SARS-cov-2 es un accidente natural más en ese escenario, y no una respuesta defensiva frente a la Humanidad, o un castigo ... tal y como he oído en diferentes medios)..

Un océano recalentado que provoca un aumento de emisiones de CO2 hacia la atmósfera, que provoca a su vez sequía y elevado riesgo de incendio ..... incendios que causan gran merma del crecimiento vegetal y más CO2  hacia la atmósfera y menos absorción por parte de la vegetación, que deriva en un aumento del efecto invernadero global .... y llega una pandemia que desencadena una parada de actividad mundial que reduce las emisiones de CO2 entre el 9-11% en dos meses .... y que aumenta la mortalidad directa (por neumonía o/y enfermedades asociadas) e indirecta (por hambre) y que ......
Contrariamente a lo que a veces se escucha en los medios de difusión, no  existe un único botón de control (las emisiones de CO2) desde el que podamos manejar el Sistema Clima. Ya podía ser así de fácil.

Y nunca ha existido ningún idilio entre la Naturaleza y la Humanidad. Es falsa la idea de que todo iba bien entre el Hombre y la Naturaleza hasta que llegó la revolución industrial y nos volvimos locos con el CO2.

Soy consciente de que estas conclusiones no aportan gran cosa a las Ciencias de la Atmósfera y del Clima, pero al menos he intentado decir algo diferente de lo que estamos acostumbrados a oir.

Mucha paciencia, pues parece que, con el desconfinamiento, las emisiones de CO2 crecen de nuevo y que este "aire limpio" en nuestras ciudades ha sido algo temporal, pasajero.
Pero creo que los cambios traídos por la Covid-19 van a permanecer entre nosotros por largo tiempo.





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